Opinión
Estadio Arnaldo Otegi
Puestos a mezclar política y deporte, el concejal Martín Vila debería tener agallas y proponer para el estadio Carranza el nombre de quien considera el referente de la izquierda radical y de la lucha obrera; y que encima no es franquista
Se autoproclamaron los adalides de la transparencia, los garantes de la presencia de la luz y los taquígrafos en cada decisión que tomaran. Ventanas y cajones abiertos. ¿Recuerdan? Fue uno de los mantras más repetido para llegar a San Juan de Dios. Hoy, casi cinco ... años después, ya no engañan a nadie. La falta de agallas del podemismo ilustrado gaditano ha alcanzado esta semana su grado máximo. Después de un lustro repitiendo que el cambio de nombre del estadio Ramón de Carranza no era «prioritario», nuestros ‘líderes’ han considerado que el momento oportuno para hacerlo es en medio de una pandemia. En mitad de una pesadilla que ha costado la vida a más de 25.000 personas, 135 de ellas en nuestra provincia. Por lo visto ahora, justo ahora, es lo prioritario. Y anunciarlo además exactamente en el momento en el que el ministro de Sanidad estaba dando la rueda de prensa más esperada de la historia de las ruedas de prensa ofrecidas por un ministro de Sanidad, en la que estaba explicando cómo y cuando podremos, por fin, dar los primeros pasos hacia la ansiada ‘nueva normalidad’. Para rematar el acto de cobardía política, el anuncio se hace mediante una nota enviada a la prensa en la tarde de un jueves, previa a un puente festivo. Nada de apariciones estelares del alcalde convocando a los medios en el Ayuntamiento. Nada de hacerlo en La Sexta en un programa de máxima audiencia. No. El menor ruido posible. Comunicado genérico en el que ni tan siquiera asumía ningún político la decisión en primera persona. Ni Kichi ni Martín Vila. Menor ruido posible y a esperar que pase desapercibido, que ya sabemos que al cadismo esta historia no le hace ni puñetera gracia.
Sabíamos de esa bajeza política de quien sólo busca propagar su ideología radical. Pero si además se utiliza como excusa la figura de un cadista recién fallecido como Michael Robinson para hacerlo, esa bajeza alcanza cotas que trascienden en mucho lo meramente político. El alcalde y el concejal de Memoria Democrática deben tener muy bajo concepto del común de los gaditanos si piensan que es creíble la «encuesta espontánea» puesta en marcha por dos de sus adláteres y que ha sido utilizada como justificación para poner en marcha el mecanismo de cambio de nombre. Así que asumámoslo. Nuestro estadio pasará a tener otra denominación, aunque siempre nos quedará el consuelo de saber que le seguiremos llamando ‘El Carranza’ por los siglos de los siglos. Pero es cierto que oficialmente su denominación será otra. Por cierto que dicen que saldrá de una votación popular entre los gaditanos. No tengo ni idea de cómo lo harán. Si ante notario o en un botellón. Pero da igual. Si se imponen los ultras cadistas más jóvenes igual tenemos el estadio ‘Baguetina’ y si lo hacen los más talluditos lo mismo es ‘El Bilba’, mítico Brigada Amarilla en los 80. Quizá ganen los más cachondos y se llame ‘El Troi’, que dicen que jugó en el Cádiz B en sus años mozos. Si en política hubiera justicia poética se impondría el nombre de Teófila Martínez. Y si fuera por Martín Vila, nuestro estadio se llamaría Arnaldo Otegi, que en su ideario es el mayor defensor de la lucha obrera y ejemplo para todo izquierdista radical. Un secuestrador, miembro de una banda asesina. Pero no era franquista, así que, ¿por qué no? Puestos a mezclar deporte y política hagámoslo bien. Sin cobardías. Quitándonos las caretas. Con transparencia.