Entre pitos y flautas
Mal que nos pese, cuando nuestros representantes públicos hacen el ridículo, con ellos lo hacemos todos los gaditanos
Kichi toca el pito de carnaval con los concejales de Hacienda y Tráfico en la Feria de Turismo de Madrid
Cuando Miquel Iceta, líder socialista catalán, se arrancaba a bailar en plena campaña electoral –seguro que lo recuerda–, hacía el ridículo. No cabe duda de que él pensaría que era algo simpático, espontáneo. Pero era ridículo. Cuando Soraya Sáenz de Santamaría hacía lo propio en ... El Hormiguero, tres cuartos de lo mismo. Igual que Pablo Iglesias tocando la guitarra. Queda ridículo sencillamente porque no es lo suyo. No saben. Como usted o yo si nos pusieran a hacer ‘boleitas’ con un balón o a tratar de imitar a Pavarotti. A lo mejor los asesores de turno consideran que es importante para su imagen, que los hace cercanos y todo eso. Pero normalmente es, como mínimo, burlesco. En algunos casos hasta grotesco. Pero en fin, allá ellos. Al fin y al cabo es su propia imagen y si ninguno de sus cortesanos avisa a su rey de que está desnudo, ellos sabrán.
En política hay otras muchas formas de hacer el ridículo y desgraciadamente, nuestros actuales dirigentes locales son especialistas en ello. Esta misma semana hemos tenido ocasión de volver a comprobarlo, en un escenario en el que no es la primera vez que ocurre. En la Feria Internacional de Turismo de Madrid. En Fitur. En la mayor concentración de touroperadores, empresas hoteleras o crucerísticas por metro cuadrado que se da cada año en España. En donde –aunque algunos se empeñen en ridiculizar porque cuatro listos vayan de gañote a hacerse la foto– se cierran no pocos acuerdos fundamentales para cualquier rincón del mundo que quiera ver en el turismo una fuente de ingresos. Como es el caso de Cádiz. O como debería. Porque visto lo visto más vale que ni aparezcamos por allí. Afortunadamente nuestra ciudad tiene tales encantos naturales e históricos que casi se vende sola. Y en nada le ayuda que nuestro excelentísimo alcalde se deje ver para tocar el pito de carnaval a coro con el concejal de Hacienda y el de Tráfico. Por cierto, ¿qué pintaban allí ambos dos? ¿Va a venir un sólo turista más a Cádiz porque José Ramón Páez y David Navarro hagan allí el cocacola?
Decía que cuando un político en campaña comete extravagancias, lo hace a título personal. El propio Kichi lo ha hecho arrancándose a cantar pasodobles en los mítines de Podemos. Pero cuando acuden a un acto en función de su cargo, nos representan a todos. Y cualquiera que los vea tocando el pito en Madrid liga esa imagen a la de todos los gaditanos. Más si gobierna casi en mayoría absoluta. Hay carnaza suficiente para alimentar decenas de tópicos. Ya sabe. Aquí solo sabemos estar de fiesta, no damos un palo al agua etc etc. Quiero pensar que, personalmente, a mí no representan. Pero mal que me pese, sí lo hacen. La imagen de Cádiz hoy día es la de estos soplapitos. Con ellos, todos hacemos el ridículo.
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