OPINIÓN

Demasiadas incógnitas

Algún responsable político o de la propia residencia de ancianos de Valdelagrana, deberá explicar cómo es posible que se haya producido un contagio tan masivo

Uno de los contagiados en la residencia portuense es trasladado al hospital. Francis Jiménez
Ignacio Moreno Bustamante

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El número de contagios entre ancianos y trabajadores se multiplicó a velocidad vertiginosa. De los dos primeros casos detectados enseguida se pasó a diez, veinte, treinta... hasta bastante más de un centenar. Ahora prácticamente vamos a más de un fallecido diario. Y esto no ha ... acabado. ¿Qué está ocurriendo en la residencia de ancianos de Valdelagrana? Hay demasiadas incógnitas al respecto. Y nadie sabe o nadie quiere resolverlas. En el mes de marzo, cuando comenzó esta pesadilla, los innumerables contagios que se registraron en los geriátricos de toda España, de todo el mundo, podían entrar dentro de la lógica. A todos nos cogió a contrapie esta pandemia. Las medidas se tomaron tarde, sencillamente porque no sabíamos el enemigo que se nos venía encima. Pero ahora... Ahora, seis meses después de comenzar esta ‘guerra’ contra el virus, ya no vale la excusa del ataque sorpresa. Ahora la única explicación posible es la negligencia. El virus puede entrar en un asilo, lógicamente. Hay visitas de familiares, proveedores, trabajadores que entran y salen. El riesgo cero no existe. Lo sabemos. Pero se supone que todos los protocolos habidos y por haber están activados. Existen pantallas, mascarillas, guantes, geles hidroalcohólicos, distancia de seguridad, turnos para el comedor, para las salas de ocio, desinfección diaria... Luego, ¿cómo es posible que se hayan contagiado todos? Sólo hay dos opciones. O nada de esto se ha llevado a cabo, lo cual sería una negligencia interna gravísima, o nada de esto sirve para nada y estamos haciendo el tonto, lo cual sería una negligencia de todos y cada uno de los expertos en virología que en el mundo hubiere. Esto último es complicado, así que –salvo que algún responsable político de Sanidad o del propio centro ofrezca una explicación más convincente– todo apunta a que algo se ha hecho mal. Rematadamente mal. Duele pensar a cuántos más les va a costar la vida. O cómo estarán los familiares de estos ancianos, la impotencia que sentirán. Cómo se sentirán todos aquellos que tienen a sus mayores en residencias, pensando que si ha ocurrido aquí por qué no les va a ocurrir a ellos.

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