Cuatro jubilados y mucho radical en activo
Es sorprendente la facilidad de algunos para tratar de desprestigiar al ejército español por cualquier razón; la última, por cuatro jubilados que han metido la pata diciendo memeces en un chat privado de Whatsapp
El pasado mes de junio se cumplieron 19 años del fallecimiento de mi padre. Mi padre era militar, oficial de la Armada Española. Murió siendo Capitán de Navío y su último cargo fue el de Comandante Naval de Cádiz, en aquel edificio de la Plaza ... de Sevilla donde hoy hay un pequeño jardín y una especie de monolito (mamotreto en palabras de nuestro actual alcalde). Antes, y tras su formación en Marín y su viaje de instrucción a bordo del Juan Sebastián de Elcano, había servido en numerosos destinos. En la mar, a bordo de corbetas, fragatas e incluso una pequeña patrullera. Y en tierra, como en el Cuartel de Instrucción de Marinería en San Fernando, la Base de Puntales en Cádiz o el Cuartel General de la Armada en Madrid. De estar vivo hoy, tendría aproximadamente la misma edad que los miembros del grupo de Whatsapp ‘XIX’, en el que sus integrantes se han dedicado a decir una serie de memeces de proporciones gigantescas. De estar vivo hoy día, me cuesta imaginarme a mi progenitor chateando por Whatsapp. Y desde luego tengo claro que no lo haría diciendo semejantes paparruchadas. Ni él ni la inmensísima mayoría de militares a los que he conocido a lo largo de mi vida. Muchos de ellos por la relación que tenían con mi padre y no pocos por mi propio desempeño profesional. Esos ex integrantes del Ejército del Aire, que se han hecho virales por el susodicho chat, han metido la pata hasta el fondo. La conversación filtrada por alguno de ellos a la prensa lo refleja claramente. Hablan en tono de broma, pero ya sabemos que este tipo de conversaciones son fácilmente sacables de contexto. Más cuando alguien tiene especial interés en hacerlo. Y cuando hablamos del ejército español, siempre hay alguien deseándolo. Porque es campo abonado para el discurso facilón, populista y radical de la izquierda.
Ejército. Es escribir la palabra, pronunciarla, y automáticamente sale un torrente de calificativos: fachas, retrógrados, machistas, fascistas... Nadie habla del excepcional trabajo que llevan décadas desarrollando miles de militares españoles –hombres y mujeres– para fortalecer nuestra democracia. En nuestro país y fuera de nuestras fronteras. Trabajo que se ha visto multiplicado por mil desde el inicio de la pandemia de coronavirus, primero con la Operación Balmis ayudando a las labores de desinfección durante meses, y ahora con la Operación Baluarte, realizando labores de rastreo para contener los contagios. O adaptando edificios para acoger a los más desfavorecidos, como hicieron en el Centro Náutico Elcano. Si utilizáramos una imaginaria balanza para sopesar los pros y los contras de nuestro ejército, no hay duda de hacia qué lado se inclinaría. Pero no deja de sorprender la facilidad con la que algunos tratan siempre de desprestigiarlo. Cualquier excusa es buena. La última, un chat de cuatro jubilados que desde luego no representan en absoluto al Ejército Español, aunque más les valdría haberse dedicado a comentar el fútbol o el tiempo, que ya tienen edad para darse cuenta de que vivimos en un país con mucho político mediocre y radical deseando hacer ruido con cualquier excusa.