Concordia a la gaditana
Ojalá el abrazo entre Alberti y Pemán también sea, años después de la muerte de ambos, el símbolo de la reconciliación de las dos actuales Españas
Brillante. No cabe otro calificativo. La lección inaugural que pronunció el pasado viernes el director de la RealAcademia Española, Santiago Muñoz Machado, en las ‘Jornadas Andaluzas de Letras para la Concordia’ debería ser objeto de estudio académico para todas las futuras generaciones de españoles. Con ... el maravilloso retablo mayor del Oratorio de San Felipe Neri de fondo y la solemnidad de su cargo y del momento, Muñoz Machado hizo en una hora mucho más que mil leyes de Memoria Histórica que se invente quien quiera seguir metiendo dedos en llagas. De una forma absolutamente aséptica, fiel a la historia y perfectamente documentado, repasó la vida personal y literaria de dos insignes gaditanos, José María Pemán y Rafael Alberti, sin obviar sus sombras ni ensalzar sus luces. Con rigor, sin alharacas –ni siquiera en su tono de voz– relató con profusión de detalles las trayectorias de ambos escritores. La de un Pemán conservador, costumbrista y monárquico, que en su infancia jugaba en la Plaza de SanAntonio y leía en la biblioteca del Casino Gaditano. Y que durante la Guerra Civil estuvo del lado nacional y en la posguerra se convirtió en el mayor defensor de la reconciliación de las dos Españas. Y al otro lado de la Bahía, Rafael Alberti, que se escapaba del colegio de los Jesuitas para ir a las playas y pinares portuenses a pintar y escribir sus primeros poemas. Comunista convencido, abstracto en su poesía y combativo con sus ideas, tuvo que irse al exilio tras la derrota republicana. Dos hombres, en fin, que pese a la cercanía geográfica de sus lugares de nacimiento –Cádiz y El Puerto– eran muy diferentes, sobre todo en su juventud.
Sin embargo, según fueron pasando los años, mantuvieron una relación muy afectuosa.Al punto de que cuando Alberti tuvo un ataque de melancolía viviendo en Roma y pensando que jamás podría volver a su querida ciudad natal, Pemán intercedió por él y consiguió que le otorgaran un permiso especial para hacerlo. Ambos se dieron muestras mutuas de afecto públicamente en varias ocasiones, incluso a través de poemas, y su espíritu conciliador quedó definitivamente inmortalizado en la fotografía que el gran Joaquín Hernández ‘Kiki’ realizó a ambos saludándose sonrientes tras el pregón de Carnaval de 1981 en la Plaza de San Antonio. Con la esperanza de que en España podamos recuperar ese mismo ánimo de entendimiento, tolerancia, respeto y altura de miras, la Junta ha puesto en marcha esas ‘Jornadas Andaluzas de Letras para la Concordia’. Invitando a todo aquel que quiera sumarse, sea de la ideología que sea, piense como piense, defienda las ideas que defienda. Pero estableciendo un marco en el que todos cabemos. Le vino por cierto que ni pintada la ocasión al presidente del gobierno andaluz, Juanma Moreno, para lanzar un mensaje a los dirigentes de su propio partido en Madrid para que logren entenderse ellos también y pongan fin al bochornoso espectáculo de estos últimos días.
Ojalá el mensaje del director de la RAE cale de verdad. Ojalá sus palabras no se las lleve el viento. Resulta complicado pensar que a corto plazo seamos capaces de recomponer entre todos la profunda brecha que actualmente divide a España. De momento, uno de los dos ‘bandos’ ha dado un primer paso. Ha tendido una mano. Sin embargo, la primera reacción del otro ha sido tildar el acto de «intento de blanqueamiento de Pemán», acusando a Juanma Moreno de «amparar y dar publicidad al homenaje público a quien fue un colaborador necesario del golpe de Estado». Ahora no tenemos Albertis. ¡Ay si el poeta portuense levantara la cabeza! Se quitaba su gorra azul de marinero y corría a gorrazos a los Pablos Iglesias, Irenes Monteros, Kichis y Teresas Rodríguez que dirigen los actuales designios de esa izquierda española, de ese comunismo, al que tanto amó y por el que tanto se sacrificó.
Ver comentarios