Dos caras para un mismo Cádiz
Un portal de internet afirma que la capital gaditana es la mejor para pasar el verano; es evidente que no han mandado a nadie para que conozca a fondo la realidad de la ciudad, la de los locales vacíos, la que vivimos los 365 días del año
El portal de internet Holidu, de un prestigio abrumador como todo el mundo sabe, ha determinado esta semana que Cádiz es la mejor ciudad de España para pasar el verano. La base que sustenta tan prestigioso aserto no es un sesudo estudio de una afamada ... universidad europea. Ni siquiera la estancia de algún reputado especialista en el tema que haya vivido entre nosotros durante tiempo suficiente para llegar a dicha conclusión. No, los pilares sobre los que se sustenta el estudio es el clima, las playas, las piscinas, los parques, los palacios o las heladerías. ¿Piscinas? ¿Palacios? ¿Palacios que sean visitables? ¿Heladerías? En fin, una ‘noticia amable’ más en un verano atípico en el que no abundan precisamente las buenas nuevas. Lo curioso es que los dirigentes de la ciudad no tardaron en hacerse eco en la redes sociales pretendiendo convertir en asunto serio lo que no deja de ser una anécdota. Y por supuesto todos los ‘gaditas’ de pura cepa, los que llevan La Caleta y el Falla tatuado en el pecho, se lanzaron a darle ‘likes’ al tema en redes sociales como si no hubiera un mañana. Pero desgraciadamente Cádiz no es eso. Hace mucho que no lo es. Y lo grave del asunto es que no queremos darnos cuenta, tan grande es nuestro ombligo.
Si el portal de marras se hubiese tomado la molestia de mandar a alguien a darse una vuelta por aquí, no habría tardado ni una mañana en comprobar que en Cádiz hay poco oro que reluzca. Que es cierto lo del clima, pero poco más. A día de hoy es una ciudad abandonada por sus dirigentes. Las principales calles comerciales del centro son una continua repetición de carteles de «Se alquila este local». El número de asentamientos de indigentes aumenta por días y abarca ya prácticamente toda la ciudad: la pérgola de Santa Barbara –que salió ardiendo hace apenas un mes y hubo que desalojarla–, los bajos de La Caleta en invierno, el monumento Entrecatedrales, las bóvedas de Puerta Tierra, la Plaza de las Tortugas... lugares emblemáticos que deberían ser para uso y disfrute de todos los gaditanos y que están literalmente tomados por personas sin hogar ante la vergonzante pasividad del Ayuntamiento, que más bien parece disfrutar viendo cómo crece y crece el número de ellos en lugar de buscarles soluciones dignas. Hasta de los bajos del segundo puente se han apoderado en estos últimos días. Por no hablar del fenómeno okupa, que esta semana ha obligado a la Policía a intervenir en una vivienda de la calle Feduchy, en pleno centro, que estaba siendo utilizada como punto de tráfico y venta de drogas. O de la falta de limpieza en las zonas menos frecuentadas por los turistas. Este, por desgracia, es el verdadero Cádiz. Ni siquiera se puede considerar el Cádiz profundo, ya que está a la vista de todos. Aunque quizá Holidu tenga razón. Cádiz es una ciudad estupenda para venir quince días en verano. El problema es que es muy distinta para los que vivimos aquí los 365 días del año, en los meses en los que las heladerías cierran. Cádiz es cada día más decadente. En buena parte por la incompetencia de sus dirigentes. Pero el clima, eso sí, es excelente.