La cara y la cruz de una pandemia
A las duras es cuando se ve de qué pasta están hechas las personas. Y esta crisis sanitaria lo está evidenciando claramente
Toda la vida, nuestros mayores nos han dicho que en las duras es cuando se ve de verdad de qué pasta está hecha cada persona. Ocurre que, de golpe y porrazo, hemos descubierto que durante generaciones no hemos tenido verdaderos momentos de dificultad. Al menos ... no colectivos. Desde luego no como el actual. Terrorismo, crisis económica... pero nada comparado con la pesadilla que nos está tocando vivir. A todos. Y efectivamente, como siempre, nuestros mayores tenían razón. La crisis del coronavirus está sacando lo mejor y lo peor de cada cual. Haciéndolo más evidente. Tanto a nivel personal como colectivo. Sin duda, colectivamente la cara amable la encarna el personal sanitario de nuestro país, hoy representado en estas páginas y en lavozdecadiz.es por casi una treintena de ellos, todos gaditanos o que trabajan en nuestros hospitales. Dando ejemplo de entrega, de sacrificio, de amor por su profesión y por sus pacientes. Encabezando un listado de trabajadores esenciales en el que también están incluidos repartidores, vendedores, agricultores, pescadores, limpiadores, miembros de las fuerzas de seguridad, periodistas... además de todos aquellos que han puesto su tiempo y sus recursos al servicio de todos fabricando mascarillas, batas, gafas o imprimiento máscaras protectoras en 3D para donarlas desinteresadamente. Incluso de la inmensa mayoría de la población que está aguantando estóicamente el confinamiento.
Por contra, y por desgracia para todos nosotros, la cruz de esta maldita moneda la representan los actuales gobernantes de este país llamado España. Si antes de que estallara la bomba del coronavirus todos teníamos claro que el gobierno de coalición Sánchez–Iglesias iba a topar con no pocas dificultades por su propia naturaleza, ahora ya no nos queda ninguna. Probablemente ni en sus propias filas, excepción hecha de los apesebrados y radicales que siempre van a defender lo indefendible por lamentable que sea. Lo peor de nuestros ‘líderes’ ha salido a relucir de forma incontestable. A saber, la manifestación del 8M, Pablo Iglesias saltándose la cuarentena, la falta de material para el personal sanitario, la mentira de los 200.000 millones, las comparecencias vacías de contenido con el único fin de hacer propaganda, los tests no homologados, Irene Montero haciendo apología de su sectarismo ridículo... son tantas y tan graves las muestras de incompetencia de nuestro actual gobierno que asusta pensar lo que puede venir las próximas semanas, los próximos meses. Y menos mal que la oposición está siendo prudentemente respetuosa, porque no es momento de divisiones. Pero si cuando acabe esto el Gobierno no dimite en bloque o no hay una moción de censura, es que no habremos aprendido nada. ¿Imagina usted que esta misma situación hubiese ocurrido, punto por punto, decisión por decisión, con la derecha en el poder? Ahora mismo las dos Españas estarían irreconciliablemente divididas. Los ataques serían furibundos, sin piedad. Y eso, en el fondo, es parte del drama. Que pese a la crisis sanitaria que vivimos, su ideología radical sigue siendo lo más importante para ellos. Porque en algunos casos, además de pésimos gestores, son malas personas.
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