Un cambio de imagen
Hasta ahora, los gaditanos hemos sabido exportar muy bien nuestra imagen alegre, amable. Y la de esta tierra como un destino turístico excepcional. Ahora toca transmitir nuestra enorme cualificación profesional en otros muchos sectores
Cádiz no es sólo sol, playa y simpatía; también es profesionalidad, seriedad y conocimiento.
Si algo hemos hecho bien los gaditanos en los últimos años ha sido, sin duda, exportar nuestra imagen. Nuestra buena imagen. Cualquiera que viva más allá de nuestras fronteras provinciales tiene un excelente concepto de nuestra tierra y de nuestra gente. Más o menos siempre ... ha sido así, pero antes era más difícil transmitirlo. Y recibir el ‘feedback’. Pero desde que se instalaron en nuestras vidas la banda ancha, el 5G, Google, Whatsapp, Instagram, Youtube, Facebook, Twitter, Telegram y así hasta llegar a Tik Tok, todo se ha hecho más sencillo. Y más gigantesco. Cádiz es sin duda, sinónimo de alegría, de ‘buenrollismo’, de relajación, de sol, playa y cultura infinita. Eso, más allá de la satisfacción personal que nos pueda reportar a cada uno de nosotros, se traduce también en unos excelentes datos turísticos que –pandemia aparte– crecen año tras año. Con lo que supone de contribución al desarrollo económico y social.
Sin embargo, tenemos una asignatura pendiente. Somos acogedores, sí. Abiertos, también. Amables, por supuesto. Amables, casi todos. Como personas, como ‘gente’ –que diría el otro–, somos impecables. Pero, ¿y cómo profesionales? Ahí es donde, humildemente, debemos incidir. Los gaditanos somos tan trabajadores, tan emprendedores, tan talentosos como el que más. Tan serios como el que más. Pero aún no hemos sabido transmitirlo al resto del mundo. Debemos ser conscientes de que, en general, nuestra imagen personal es impecable pero la profesional es manifiestamente mejorable. Ante esta realidad podemos reaccionar de dos modos. La primera: negándolo e inventando conspiraciones que nos sirvan de justificación. Y seguir igual. La segunda: asumiéndolo y poniéndonos manos a la obra para revertirlo. Hacerlo en serio. Con un plan de comunicación que implique a todas las administraciones. Desde las locales a la provincial, autonómica y nacional. Y al sector privado, por supuesto. Ambos sectores, privado y público, de la mano. El mundo ya sabe que nuestra luz es única, nuestra gastronomía inimitable, nuestras playas kilométricas y nuestra simpatía infinita. Ahora debemos ser capaces de contar que sabemos hacer muchas más cosas y hacerlas bien. Que nuestras empresas son serias; nuestra industria, puntera; nuestra tecnología, vanguardista; nuestros arquitectos, ingenieros, médicos, abogados, economistas... excelentes. Sólo así conseguiremos, como primer paso, atraer recursos que generen riqueza. Y como segundo, que nuestro talento se quede aquí. Se desarrolle aquí. Que las chicas que han obtenido esta semana las mejores notas en Selectividad no estén pensando en irse a trabajar a Madrid o a Asia. Soñar es gratis. Y yo sueño con un Cádiz en el que mis hijas se desarrollen en su tierra como personas y como profesionales. Que disfruten de nuestro sol y nuestra maravillosa tierra doce meses al año, no sólo en agosto y unos días en Navidad.
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