Son anticapitalistas
Frente a proclamas absurdas de algunos de nuestros gobernantes, los empresarios hablan de «transformación digital», de «nuevas dinámicas», de «competitividad», de «destrezas y capacidades»... de futuro, en definitiva
Hemos entrado en 2021 con una cierta euforia. Más por haber dejado atrás el maldito 2020, unido a las primeras vacunas, que porque realmente hayamos logrado nada. Este año va a ser duro. También. Queda mucho para que podamos vivir como lo hacíamos antes. Para ... que vuelvan el Carnaval, las ferias, la Semana Santa. De hecho, las cifras de contagios así lo determinan y las medidas volverán a endurecerse. Ayer ya lo hicieron en el Campo de Gibraltar. Hay esperanza, por supuesto. Pero a día de hoy continúa siendo literalmente vital ser disciplinados. La pandemia es la prioridad. Y durante este aún largo camino, también la economía seguirá resintiéndose. Más por estos lares, en los que buena parte de nuestros ingresos dependen del turismo. Es decir, de la movilidad. La mejor aliada de cualquier pandemia. Hasta ahora, los ertes, los aplazamientos de pagos y otras ayudas han servido para generar una cierta liquidez a empresarios y autónomos, fundamental para poder seguir con la actividad. Pero no es suficiente. Necesitan algo más para poder generar empleo o, al menos, que no se siga destruyendo. Porque ese es el gran drama que se avecina a corto–medio plazo. Muchos expedientes de regulación temporal de empleo pueden convertirse este 2021 en despidos. Y cuando realmente hayamos logrado controlar el virus podemos encontrarnos en una situación económica y social de difícil solución en años.
Las empresas privadas, de todos los sectores y de todos los tamaños, son las que tienen que tirar del carro de la economía. Los empresarios necesitan verse realmente respaldados desde las instituciones en estos momentos. Todo el apoyo que se les preste es poco. Y estoy convencido de que la inmensa mayoría de los responsables políticos de este país así lo entienden. Sin embargo, por retrógrado que parezca, los hay que no lo ven así. Se empeñan en proclamar sus trasnochadas ideas y lo que es peor, en ponerlas en práctica ahora que han alcanzado una importante cuota de poder. Desde Pablo Iglesias, que arrastra en su delirio nada más y nada menos que al presidente del Gobierno, al alcalde de Cádiz, quien el otro día manifestaba en sus redes sociales que él apoya al pequeño comercio local «frente a las multinacionales impersonales y las grandes superficies». Su ideología anticapitalista puede costarnos muy cara. Que le pregunten a los pequeños comerciantes de Cádiz cómo se ha visto mermada la afluencia de gente al centro desde la marcha de las firmas de Inditex, por ejemplo. Que se informe de cuántos miles de gaditanos de la provincia, a los que también representa en la Diputación de la que cobra su sueldo, tienen sus empleos en esas grandes superficies. O qué pasará si finalmente la impersonal multinacional Airbus decide irse de la Bahía. Frente a discursos absurdos, hoy en estas páginas el presidente de la patronal gaditana, Javier Sánchez Rojas, habla de «empresarios héroes», de «sanitarios de la economía», de «transformación digital», de «nuevas dinámicas», de «competitividad», de «destrezas y capacidades»... de futuro, en definitiva. Así pues, mejor nos irá en este 2021 si escuchamos más a los que de verdad entienden de economía y no tanto a los charlatanes que dirigen nuestras instituciones.