Ignacio Moreno Aparicio
«No acuso, sólo demando»
Da la impresión, que nuestros representantes políticos se han convertido en semi funcionarios y que están más atentos a mantener el sueldo mensual
Cualquier Ciudad que se precie, necesita contar con un número de personalidades de prestigio que le den lustre, creen opinión, defiendan sus intereses y aporten respetabilidad a la misma.
En diferentes ciudades, desde el mundo empresarial, universitario, artístico, académico, han sabido cohesionarse alrededor de Instituciones ... dirigidas por la sociedad civil y han estructurado grupos de presión y de prestigio, que han ayudado casi siempre a los representantes políticos para conseguir determinados objetivos que benefician los intereses generales de la ciudadanía. Para ello es básico tener claro el proyecto de Ciudad, el camino a seguir y saber explotar las potencialidades de la misma. Todos, remando en la misma dirección.
La mayoría de los historiadores locales, reconocen que la época más floreciente de Cádiz fue durante el siglo XVIII, gracias a los beneficios que generó el traslado de la Casa de Contratación de Sevilla a Cádiz desde 1717 hasta casi 1790.
Durante cerca de tres cuartos de siglo, varios miles de emprendedores europeos, comerciantes, comisionistas, intermediarios, banqueros y hombres de negocios, al olor de los dineros que se generaba alrededor de la Casa de Contratación, se instalaron en Cádiz y la hicieron junto a Barcelona, ser una de las ciudades más prósperas, florecientes económicamente y cosmopolitas en el mundo de la cultura en general, liderando las relaciones con hispanoamerica y con media Europa.
Años después, las circunstancias históricas, hicieron de Cádiz el último reducto de defensa de la libertad y de la españolidad contra la invasión francesa de 1808-1812, e hicieron posible que en 1812 se proclamase en Cádiz la primera Constitución Democrática Española.
Durante el resto del siglo XIX y XX, tuvimos más adversidades que oportunidades para labrar un futuro más prometedor para Cádiz y España.
Muchos, estamos de acuerdo en que el declinar gaditano ha sido constante desde final del XVIII hasta nuestros días, salvo honrosas y limitadas épocas.
En los últimos años, la realidad y las estadísticas nos enseñan como Andalucía, hipotético vergel de Europa, se ha quedado retrasada por el excesivo peso de políticas inadecuadas.
En la actualidad se han consolidado dos polos de atracción; uno, formado por Sevilla y Málaga, y otro, por Córdoba y Granada; al tiempo que las ciudades de la periferia andaluza, Jaén, Almeria, Huelva y Cádiz, parece ser que están “fuera de juego”, o “no se enteran”, de por dónde van los caminos del siglo XXI.
Da la impresión, que nuestros representantes políticos se han convertido en semi funcionarios y que están más atentos a mantener el sueldo mensual que las justas reivindicaciones que sus administrados les pueden demandar.
Conviene recordar lo ocurrido en 1894 cuando Emile Zola escribió su polémico escrito denominado “Yo acuso”, donde desvela que alguien estaba traicionando al ejercito francés y que un amañado consejo de guerra ha condenado a un oficial judío, el capitán Dreyfus que era inocente. Indignado ante tamaña injusticia, Zola escribió su enérgico y valiente “Yo acuso”, que le valió cárcel y la enemistad de una gran parte de la puritana sociedad francesa de su época. Esta polémica, removió las conciencias adormecidas de muchos de sus compatriotas, pero también sirvió para despertar cierto espíritu crítico que descansaba en zona de confort sin comprometerse con la verdad y con la justicia.
Nada más lejos de mi intención de “acusar a nadie” con esta reflexión, pero si quiero dar un toque de atención a la sociedad civil gaditana en forma de aldabonazo a nuestros políticos, tan callados como perdidos, para que intenten aunar esfuerzos y luchar todos juntos en pro de objetivos difíciles de conseguir, pero NO imposible.
Recordando el “Yo acuso”, propongo el más adecuado y prudente “Demandemos todos”, a fin de plantear una serie de reivindicaciones. Y es que Cádiz tiene “peso histórico” para solicitar en justicia que determinados organismos estatales, pudieran ubicarse en Cádiz y sirvieran como acicate a su alicaída economía y recuperara presencia estatal que en buena lid le podría corresponder.
Se podría comenzar planteando la solicitud de trasladar el Parlamento Andaluz a Cádiz. Por circunstancias históricas, tuvimos en nuestra Ciudad a las Cortes Constituyentes de 1812, creadora de la primera Constitución Democrática Española. El Oratorio de San Felipe Neri, podría ser de nuevo la sede de dicho Parlamento.
Sevilla tiene centralizado casi todo el aparato político/administrativo de la Junta de Andalucía. ¿Es una utopía solicitar que Cádiz reclame la sede del Parlamento Andaluz ?. Puedo parecerlo; si bien depende de que sepamos articular y defender este cambio. La historia demuestra que todos los grandes cambios, se producen con un primer paso.
En estos días, destacados juristas y especialistas del Derecho Constitucional, han planteado la posibilidad de que el Tribunal Constitucional regrese a Cádiz, donde se produjo su nacimiento en 1812 como Alto Tribunal de Justicia, y que, a su vez, fuese sede del Constitucionalismo europeo pudiendo de alguna forma representar a una Institución Jurídica de ámbito hispanoamericano.
Podríamos solicitar que Cádiz fuera sede de los Estudios Fenicios, Romanos y del Comercio con Indias, acogiendo también la posibilidad de ubicar en Cádiz la Federación Nacional de Vela, La Dirección General de Pesca, la sede central de Salvamento Marítimo, con subdelegaciones en Ferrol y Cartagena.
Y finalmente, podríamos solicitar que la Delegación Nacional de Loterias del Estado, fundada en Cádiz, también se ubicara en nuestra ciudad.
Estas reclamaciones no son especulaciones de un iluminado afectado por el levante; más bien son aspiraciones de quien no tiene dudas de que estas cosas se consiguen cuando existe espíritu colaborativo y algún valiente osado, se atreve a liderar estas reivindicaciones y sabe vender adecuadamente la historia para que todos nuestros políticos, a su vez, se vean empujados a sumarse a estas demandas y a intentar conseguirlas consensuadamente, a fin de que toda la sociedad civil, las apoye y reclame como algo muy importante para relanzar a nuestra Ciudad.
En manos de los actuales políticos está el poder conseguir estos objetivos. Les invito a que se pongan mano a la obra.
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