Adolfo Vigo

El humor invisible

Otra vez nos encontramos con otro caso similar al de Fernando Trueba

Adolfo Vigo

Otra vez nos encontramos con otro caso similar al de Fernando Trueba. En esta ocasión Miren Gastañaga, actriz de segunda línea o de ‘medio pelo’ a la que solo conocen en su ‘baserri’ a la hora de comer, y que aparece medio minuto en una película de reciente estreno de cuyo nombre prefiero no acordarme, se permite el lujo de aparecer en un programa de su tierra natal calificándonos al resto de los españoles. Y a ella, porque de momento en su documento nacional de identidad aparece como su país de origen España, de «catetos», «fachas» y «atrasados».

Esta española «cateta», y utilizó su expresión, ahora se retracta y alude a un ‘animus iocandi’ para enmascarar el trasfondo de sus declaraciones. «Es que era un programa de humor», «es que no ha sido bien entendido», «es que no es lo que pretendíamos»… Mire usted, lo que dijo fue claro y conciso. Se refirió a los ciudadanos de España con una serie de calificaciones muy desafortunadas, lo único es que ahora le habrán dado algún tirón de oreja desde la productora de la película en la que interviene, y que me da que será la última a nivel nacional, para que recule e intente salir al paso de las movilizaciones surgidas en las diferentes redes sociales para boicotear la película y que sea un fracaso en la recaudación de taquilla.

Es curioso que haya defensores de esta ciudadana española que no vean un insulto o un menosprecio en sus palabras. Ay, si el que las hubiera dicho fuera, por ejemplo, Antonio Burgos o Carlos Herrera refiriéndose a otros colectivos minoritarios. No quiero ni recordar la que se le monto al autor de las ‘Habaneras de Cádiz’ al referirse a la apariencia física de ciertas mujeres norteñas. Y es que en este país somos muy dados a las dobles varas de medir. Los mismos que ahora defienden a esta tal Miren, cuando llega la Navidad se suma al boicot del cava catalán por no sentirse españoles. Y es que España es un país de contradicciones…

Lo que tengo claro es que a muchos de estos actores de la nueva casta les pierden la boca. Me explico. Su profesión depende que miles, millones de personas quieran comprar su producto, esto es, una película, un programa, una serie o una obra de teatro. Esas personas en muchas ocasiones no quieren partidismo o que la política interfiera en sus actores. Es más, ese actor o actriz debe de ser totalmente aséptico en ciertos aspectos de su vida porque, tarde o temprano, influirá en los gustos del público en general. Habrá quien se vea identificado con su opinión pero también habrá quien se sienta ofendido por sus comentarios. Y en este caso que nos ocupa, esta señora española ha menospreciado la condición de su nacionalidad y la de varios millones de españoles, debiendo asumir ahora que cada español compra el producto que le interesa, paga por lo que quiere ver y, mucho me da, que ha condenado al fracaso a la película en la que participa.

Ya le ocurrió en su día a José Sacristán cuando en un acto salió a recitar el poema ‘Primero vinieron a buscar a los comunistas’ de Martin Niemoller, y pocos supieron entender el contexto en el que lo decía, costándole caer en el más profundo de los ostracismos del público de a pie, pasando de ser un afamado actor de nuestra transición al olvido más absoluto.

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