OPINIÓN

Con un par de huevos

Los mejores guiones del cine se ven superados por la cotidianidad

Antonio Ares

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El cine es historias. Algunas inventadas, otras basadas en hechos reales, pero nunca superadas por la realidad. Los mejores guionistas se ven casi siempre superados por esos argumentos que la cotidianidad nos brinda a la vuelta de cada esquina.

El cine es sonidos, esas melodías, esas bandas sonoras. Muchas de ellas han marcado vidas a las que el compositor puso música sin saber que ese pentagrama soportaría vivencias lejanas, vividas y desperdiciadas, erráticas y con rumbo fijo, con final invicto o tal vez perdido.

El cine es imágenes, fotografías, blanco y negro, colores rutilantes. Nada de tres dimensiones, en un solo plano pero con unas luces y unas sombras donde adentrarse con nuestros sentidos.

El cine es diálogos, gestos, miradas y ademanes que conforman parte de la trama. Conversaciones seguidas cual voyeur escondido al que se le pone la carne de gallina.

El cine es frases míticas. Algunas de ellas han sobrevivido a generaciones, y aún siguen vivas y provocan lo mismo que el primer día que fueron pronunciadas, casi siempre nostalgia y a veces sonrisas. Una de ellas es la de la película ‘Una noche en la ópera’ de los hermanos Marx. Transcurre en el mítico y abarrotado camarote. «cada vez que se dirigía Groucho al camarero para encargar el menú, al cada vez más nutrido número de comensales, su hermano Chico contestaba: Y también dos huevos duros».

Otrora, junto con las papas fritas, los huevos conformaban en menú fast food de una generación que no conoció la comida rápida. En tortilla, escalfado, estrellado, duro, roto, relleno, pasados por agua, fritos, en múltiples salsas, en repostería, en flan, de cualquier manera es un alimento barato, nutritivo y versátil. ¡qué más se le puede pedir!

De un tiempo a esta parte se ha convertido en un alimento bajo la lupa del control estricto de dietistas, nutricionistas, entendidos en alimentación y personal sanitario. Su contenido en colesterol le imbuía de ese plus de alimentos maldito del que todos renegaban a la hora de sentarse a la mesa. Y después está lo de los números del marchamo. Qué si el ‘0’, qué si el ‘1’.. qué si el ‘3’. Desde que la gallina esté todo el día poniendo huevos confinadas bajo techo y con luz artificial, a picotear maíz y grano al aire libre.

Investigadores de la Universidad de Sidney han llevado a cabo un estudio que confirma que comer hasta 12 huevos a la semana durante un año no aumenta los factores de riesgo cardiovascular, y tampoco supone un riesgo adicional en personas con diabetes e hipertensión arterial. La investigación ha sido publicada en la revista American Journal of Clinical Nutrition. «Aunque los huevos en sí tienen alto contenido en colesterol, la yema, éste tiene muy poco efectos en los niveles de colesterol, tanto bueno como malo, en sangre». Los huevos son una fuente eficiente y rica de proteínas y todo tipo de vitaminas. Su clara cocida es un aporte de albumina como ningún otro alimento. Ah, y bajo en calorías, solo 78 por cada uno de ellos.

Un mensaje a los CDR catalanes: «Donde se pongan un par de huevos, que se quite el pan tumaca».

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