El Apunte - Opinión
El horror interminable
El asesinato de un bebé es el insoportable síntoma de una realidad machista que no deja de crecer y matar
Resulta difícil imaginar una imagen de mayor inocencia que la de un niño que no ha llegado al año de edad. Es imposible más indefensión, fragilidad y vulnerabilidad. Acabar con su vida tapándole la boca sólo puede ser fruto de una enajenación terrorífica, pasajera o no, que produce una crueldad inimaginable . Pero al margen del hecho concreto, de los dolorosos detalles que encierra, es un drama colectivo y constante, permanente y general, que afecta a todos y no hace distinciones entre regiones, zonas, clases o edades.
Los datos que llegan desde el Ministerio del Interior hablan de un año que es peor que el anterior. Cuando el anterior fue peor que el que le precedió. Así uno tras otro sin que sepamos bien qué hacer ni cómo actuar ante la certeza de que se trata de una tara social, educacional, cultural . Caben pocas dudas e interpretaciones con la violencia de género, con el machismo violento que arrasa la vida de un gran número de mujeres y, cada vez, más niños. Con esto no se juega.
Los números hablan de esa lacra nacional, universal, de la violencia de género, del sexismo asesino y humillante que sigue cobrándose víctimas de una forma aterradora. Uno de los últimos recuentos decía que, en la provincia, 2.474 mujeres denunciaron y tuvieron que ser protegidas durante 2015. A ese número, alarmante, hay que sumar el de los casos que no se denuncian por miedo . Son difíciles de fijar y mejor evitar la especulación de cuantificar el miedo por aproximación. Las mujeres, oficialmente, consideradas víctimas de violencia machista en ese periodo en Cádiz tienen un retrato-robot.
El grupo de afectadas más numeroso (más de un millar) tiene entre 35 y 41 años . Es la edad crítica. Pero lo más preocupante es que el modelo se perpetúa, la barbarie parece que sobrevivirá al tiempo, ya que sobre las generaciones más jóvenes existe una dolorosa proliferación. Es un fracaso de toda la sociedad (padres, docentes, administraciones, medios, empresas...) que haya, en ese recuento reciente y orientativo, 42 niñas protegidas. Casi medio centenar de futuras mujeres, aún entre los 14 y 17 años, amenazadas, agredidas, custodiadas.
Algo estamos haciendo muy mal todos para que nuestros pueblos y ciudades, nuestras casas, sean todavía fábricas de machos agresivos, incapaces de mantener relaciones basadas en la lógica, el respeto y la igualdad, incapaces de aceptar un ‘no’, una ruptura o la convivencia, fieras celosas y agresivas. Ni los niños de meses están a salvo .