Adolfo de Vigo
Harto, estoy harto
Estoy harto de tantos gobernantes arrogantes y fariseos que amparados en un falso lema de «todo por el bien del pueblo»
Estoy harto de cuentas perdidas por el mundo, de sociedades ficticias para palidecer un dinero obtenido a costa del sacrificio del pueblo humilde. Harto de tantos Panamá, Ere’s, de Rita, de Mario Conde y demás chanchullos que tiran por tierra el trabajo de tanta gente honrada, que lo único que quieren es ganar un jornal digno para dar de comer a su familia. Harto de todos esos que a base de especulaciones inmobiliarias, de jugar con los sueños de aquellos que, buscando la ilusión de obtener una casa, engordan sus cuentas en el extranjero y juegan a ser humildes personas, mientras en sus palacios, mansiones y yates se ríen de nuestras míseras y pobres vidas.
Estoy harto de la hipocresía del mundo. De los falsos golpes de pecho que evidencian que debajo lo que hay es un corazón de hierro que no se conmueve ante el sufrimiento despiadado de un niño que lo único que pretende es marchar de su mundo en guerra para buscar un futuro mejor. Harto de aquellos que le ponen fronteras a las esperanzas de aquellos que no conocen más fronteras que sus ansias de libertad.
Estoy harto de todos aquellos que te llaman hermano, pero que a la mínima de cambio utilizan la punta del zapato para tratarte. Harto de aquellos que juegan a ser Dios, y lo único que demuestran es la carencia de caridad cristiana que existe en un mundo cada día más sórdido y podrido. Harto de todos esos, que de frente juegan a ser Abel, pero que por la espalda son simples aprendices de Caín.
Estoy harto de tantos gobernantes arrogantes y fariseos que amparados en un falso lema de «todo por el bien del pueblo» utilizan las instituciones para beneficio propio y de sus propios. Harto de que quieran darnos gato por liebre, de mostrarnos lobos vestidos con piel de corderos. Harto de que una y otra vez jueguen con los ciudadanos a la gallinita ciega, de que nos cuenten una y otra vez el ‘cuento de la buena pipa’.
Estoy harto de la falsedad humana. Harto de las falacias de autocomplacencia que nos decimos los unos a los otros para convencernos, como si de un mantra se tratara, que si estuviéramos en el puesto del corrupto nunca se nos ocurriría cometer las mismas tropelías con las que nos rasgamos las vestiduras cuando oímos las noticias, y después somos los primeros en negarnos a que nos den factura para no tener que pagar el IVA.
Estoy harto de canales de televisión que generan programas bazofias, y que lo único que hacen es pudrir el cerebro de una sociedad que ya no piensa con el cerebro, sino que lo han sustituido por su tablet, su ipad, o su ordenador portátil.
Estoy harto de políticos de medio pelo, que se parapetan en ideologías trasnochadas y caducas para hacer que la sociedad se divida en bandos y así fomentar la lucha de estamentos con las que ganar votos en los próximos comicios.
Estoy harto de bicicletas estáticas pagadas a precio de Harleys Davidson, harto de banderas que suben y bajan al ritmo de conveniencias, harto de candidatos que no lograrían ni el apoyo de la comunidad en la que viven, harto de polémicas sobre aguas que enfangan el camino a andar...
Siento, querido lector, que hoy sufra las iras de mi hartazgo pero es que hay ocasiones en las que uno no puede más y estalla.
Harto, estoy harto….
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