IGNACIO MORENO

Hambruna en Cádiz

El alcalde no sólo considera que antes de su llegada los niños de Cádiz mendigaban descalzos por la calle Columela, sino que él ha acabado con semejante plaga

IGNACIO MORENO BUSTAMANTE

La ya famosa carta que el alcalde de Cádiz ha dirigido esta semana a no se sabe muy bien quién ha vuelto a evidenciar que el máximo representante de los gaditanos tiene un grave problema de falta de contacto con la realidad. Que no se entera, vamos. O no se quiere enterar. Que tiene tal distorsión en su cabeza que ha perdido el norte. Lírica, poesía y lluvia al margen, Don José María, en su éxtasis epistolar, llega a exigir a los «esbirros» del PP que –cito textualmente– «nos dejen crear solidaridad y justicia social suficiente para que, entre otras cosas, no vuelva el hambre infantil a las calles gaditanas». Con un par. Y se queda tan ancho. Nuestro ilustrísimo señor no sólo considera que antes de su llegada los niños de Cádiz mendigaban descalzos por la calle Columela, sino que él ha acabado con semejante plaga. Que se sepa, lo único que hizo –de la mano de la Junta– fue dar algo más de ocho euros diarios por niño a una serie de familias durante el verano para ayudarles mientras el comedor escolar permanecía cerrado. Ayudas, por cierto, que nadie tuvo que justificar. Se les dio y punto. Y bien concedidas están. Toda ayuda es poca para las familias que de verdad lo necesitan. Pero de ahí a decir que esos niños padecían inanición va un mundo.

Eso es, sencillamente, desalmado. Pornografía política. Un insulto para los millones de niños que realmente pasan hambre en el mundo y para todas las personas que les ayudan de verdad, desinteresadamente. Es utilizar algo tan serio como el hambre infantil para erigirise en salvador del pueblo, en un Mesías capaz de multiplicar los tazones de leche y los bollycaos como Jesucristo hizo con los panes y los peces. Si de verdad está convencido de que en Cádiz los niños pasaban hambre y ya no, ya está tardando en aportar pruebas que lo ratifique. Porque yo no me lo creo. Si es así, que presente informes médicos de niños desnutridos antes de las elecciones .

Manuela Carmena, que es de su misma cuerda pero mil veces más preparada y dos mil más coherente, realizó en Madrid un plan similar al del alcalde de Cádiz. Pero aclaró que los niños de la capital de España no pasaban hambre. Había casos de niños malnutridos, que es muy diferente a desnutridos. ‘Jartos’ de bollos y de grasas saturadas. Y estaban en contacto con pediatras para detectar los casos más graves y enseñar pautas a sus progenitores para seguir una adecuada alimentación. Eso es hacer política social. Que por cierto, no es patrimonio exclusivo de Podemos. Pero en Cádiz lo que vende, lo que da rédito político, es el populismo. El discurso grandilocuente vacío de contenido y soluciones. A la vista está. Y lo peor, me temo, es que encima está convencido de lo que dice. Tanto como los 18.000 que le votaron. Tóquese usted las narices.

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