El Apunte

Un grito de hartazgo

El anuncio de Teófila Martínez significa que los gaditanos están hartos de partidismo e indefinición respecto al peaje

La Voz de Cádiz

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El anuncio realizado ayer por Teófila Martínez pudo resultar llamativo pero es el síntoma del hartazgo de la sociedad gaditana respecto a un debate que parece infinito: el del peaje en la autopista A-4 con Sevilla. La legítima aspiración de eliminar el pago en esa comunicación fundamental es vieja. Hace varias décadas que los gobiernos (con el PSOE o el PP al frente) prorrogan una y otra vez el compromiso que obliga a cada conductor (y a las empresas) a pasar por caja cada vez que se utiliza una vía esencial que, además, no tiene recorrido alternativo seguro. La exalcaldesa de Cádiz y actual parlamentaria se limitó a decir que si el peaje no desaparece cuando expire la concesión, con el término del año próximo, ella dejará la política. Viene a ser la declaración de que ese objetivo es innegociable y resulta una especie de grito que dijera «basta ya de excusas y justificaciones». Y es que parece que ni siquiera el anuncio del final de la concesión administrativa en la autopista Cádiz-Sevilla trae la calma a los usuarios de una vía tan útil y necesaria como polémica desde su creación. El Ministerio de Fomento no es capaz de garantizar que tras el final del acuerdo, fijado para 2019, acabará también cualquier tipo de pago y peaje. Por más que se pregunta, siempre se deja la duda en el aire.

Acaba la concesión pero lo de los pagos ya lo veremos. Ni Teófila Martínez lo tiene claro y ha llegado la hora de acabar con el pago, de aclararlo de una vez. Parece que la ciudad de Cádiz, incluso la provincia, siempre han de ser rehenes de las luchas interesadas entre administraciones gobernadas por partidos distintos. En mitad de la refriega: la ciudad, la Bahía, Jerez y los gaditanos escuchando durante años promesas y excusas, reproches cruzados que lanzan los que han cometido idénticos errores.

Después de tantos años, el peaje de una vía esencial no se libra de ese inútil sectarismo, de esa irritante indefinición, que trata de tapar complejos, puesto que gobiernos de ambos partidos (PSOE y PP) ampliaron la concesión del peaje el final del siglo anterior y el comienzo del presente. Cada vez que se vieron en la necesidad de hacerlo. La presidenta de la Junta debiera tenerlo en cuenta cuando recupera con su gesticulación habitual el viejo debate del peaje en su nueva estrategia política de cara al ejercicio 2018.

Otra vez.

Un grito de hartazgo

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