OPINIÓN

El ‘Grinchi’ de Cádiz

Sigue colocándose en nuestras calles una iluminación impropia de cualquier barriada de pueblo

«Mira, y le enseñaba una foto a mi niña, (...) recuerda lo que has visto en tu memoria porque estas cosas se nos han muerto», cantaba la comparsa ‘Calabaza’ que en el año 1991.

Pues bien, otro años más se acerca la Navidad y la ... ciudad permanece a oscuras como si de cualquier otra fecha del año se tratara. Para poder ver a la ciudad adornada como se merece en estas fiestas hay que tirar de fotos y recordar como se engalanaban sus calles y sus plazas hasta hace poco más de tres años, hasta antes de que se asentara en la casa grande de San Juan de Dios el antiespíritu de la Navidad.

Este año en el que estas fiestas se encuentran tan cercanas a la campaña electoral de las municipales, hacía pensar que el alcalde y su equipo de Gobierno se mostrarían indulgentes con los ciudadanos a los que sí nos gustan los adornos navideños, a diferencia de algunas concejalas suyas, y aumentarían el numero de bombillas en las calles de nuestra ciudad, pero ni por esas.

No solo en su día se sacaron de la manga una presunta prohibición por parte de la Junta Electoral Central que prohibía la colocación e inauguración del alumbrado extraordinario de Navidad, cosa que como se comprobó solo afectó a la ciudad de Cádiz, porque el resto de ciudades de Andalucía encendieron sus alumbrados el 30 de noviembre, sino que sigue colocándose en nuestras calles una iluminación impropia de cualquier barriada de pueblo.

Mientras que otras ciudades andaluzas como Jerez, Sevilla, Málaga, invitan a visitarlas, pasear por sus calles y dejarse el dinero en sus comercios, nuestra ciudad invita a irse a esas otras. La que en otra época fuera la ciudad que sonreía, hoy es la ciudad que está triste. Triste porque ve como diez personas, apoyadas por el PSOE de Cádiz, juegan con la ilusión de muchos gaditanos, entre ellos los menores, a los cuales la celebración de la Navidad nos parece una fiesta igual de grande que la fiesta de los carnavales, en la que si se vuelca el equipo de Gobierno en iluminar la ciudad los días que haga falta. Claro está, y todo hay que decirlo, que los que hoy mandan entienden que en los carnavales es donde tienen su gran nicho de votos y por eso hay que tenerlos contentos.

Si uno le echa un ojo al cuadrante de luces que se van a instalar en la ciudad con motivo de las Navidades llama poderosamente la atención como las calles donde más arcos habrá son aquellas que se encuentran cercanas a lo que es el epicentro de la celebración de los carnavales: calle Sagasta, Sacramento, Hospital de Mujeres, mientras que calles céntricas pero alejadas de esa fiesta se ven privadas de ellas, como la calle San Francisco con solo dos arcos para toda la calle.

Esta ciudad necesita aprovechar cada una de las fiestas que tenemos para revitalizar sus calles y sus negocios, para que los gaditanos y los que vienen de fuera salgan a nuestras calles a vivir la fiesta, a visitar los negocios, a llenar de vida sus calles y rincones.

No puedo más que terminar como concluía aquel pasodoble con el que empezaba esta columna, que parece que hecho para cantárselo hoy en día al alcalde y a sus concejales, y que decía aquello de «que han hecho con mi tierra que sólo quedan fotos con lo bonita que era cachis en los moros».

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