Opinión
Greta, sin garbo pero con jeta
Este personaje junto con otros iguales a ella, nos dicen que debemos de comer, qué tenemos que vestir, qué tenemos que comprar, e incluso, qué tenemos que pensar
Les voy a hacer una confesión. Soy cristiano, creo que existe Dios y que nosotros somos parte de un plan preconcebido por Él. Sé que me hablaran de las teorías de la evolución, que me contaran las diferentes teorías sobre la creación de la Tierra ... y de los planetas, de la teoría del Big Bang, etc… y entiendo lo que me dirán pero creo que detrás de todo eso está la mano de Dios. Y es que la mano de Dios se puede ver en muchas de las cosas que nos rodean en nuestra vida, en la belleza de una flor, en el amor de unos padres a sus hijos, en el corazón de muchas personas, por ejemplo.
Les cuento esto porque a la vista de lo que estamos viviendo hoy en día con ciertas cosas no hace más que reafirmarme en la existencia de Dios y que nos quiere mucho, ya que de lo contrario nos habríamos extinguidos hace mucho tiempo por faltas de neuronas.
En la actualidad, estamos viviendo en una sociedad de «ofendidos y ofendidas». Cualquier cosa que se haga ofenderá a alguien. Se diga lo que se diga, alguien se sentirá ofendido por tus palabras. Y es que estamos creando una generación de piel muy fina, a la que se están apuntando muchas personas que lo único que pretenden es vivir del cuento de los ofendidos. Es el claro ejemplo de la niña Greta Thunberg. Este personaje, y permítanme que la califique así porque ya es más un personaje mediático que una persona, que no tiene ni oficio ni beneficio, que se permite el lujo de darnos lecciones de vida con tan solo dieciséis años, se ha apuntado a la moda de los ofendidos. Greta, sin ningún garbo, se ha convertido en el icono de los que luchan por el medio ambiente sin saberse muy bien por qué pero ahí está, abroncando a líderes mundiales o a cualquiera que no cumpla con los mandamientos de su ecologismo «ilustrado».
Este personaje junto con otros iguales a ella, nos dicen que debemos de comer, que tenemos que vestir, que tenemos que comprar, e incluso, que tenemos que pensar. Si te sales de esos parámetros te consideran un peligro para la sociedad y para el planeta. Sin embargo, después los ve con teléfonos móviles de última generación sin importarles de dónde sacan el coltán para hacerlos, con ipads que cargan en enchufes de las redes eléctricas sin importarles que no sean de energías renovables o viviendo a costa de los que de verdad trabajan y tienen que sufragarle los caprichos de niños ecologistas de papa. Es capaz, sin temblarles el pulso, de exigirle a España que le pongan a su disposición coches eléctricos y tener escolta como si de un Jefe de Estado se tratara pero todo a costa de los impuestos de usted y míos.
No seré yo el que diga que no hay que cuidar el medio ambiente, que no hay que tomar medidas para proteger nuestros ecosistemas y nuestro planeta. Lo que no defenderé es que para hacer eso haya que regresar casi a la edad de piedra, ya que cualquier cosa que hacemos en nuestro día a día va a ofender a alguien.
Como decía, Dios existe y nos debe de querer muchísimo porque si no, viendo el panorama que tenemos actualmente y la de ofendidos que pululan por el mundo, ya nos habríamos extinguidos y no precisamente por un meteorito perdido del universo sino por nuestra propia estulticia.