Gregorio Gómez Pina

El tsunami de Cádiz: Razones para ser optimistas

Chipiona, a través del programa ‘TsunamiReady’ auspiciado por la UNESCO, se ha convertido en el municipio costero piloto de toda Andalucía (y de España, pues en el resto no se ha hecho nada) en prepararse frente a la amenaza de tsunamis

Gregorio Gómez Pina | Dr. Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos

Este es el decimoquinto artículo que escribo en prensa sobre el asunto de los maremotos, desde el 2005 –los tres primeros en el Diario de Cádiz y el resto en LA VOZ de Cádiz– y creo que me he mantenido fiel a la cita del ... 1 de noviembre, recordando el maremoto de Cádiz de 1755. El año pasado mi artículo se llamó ‘El maremoto de Cádiz: ¿Por qué les cuento todo esto?’, y en él me sinceraba con ustedes diciéndoles que ya no me quedaba mucho más que contarles.

Pero quería, eso sí, advertirles –bien lejos de mi deseo– de que, si sucediera un maremoto en el Golfo de Cádiz como el de 1755, sin tener preparado un plan de alerta y evacuación para residentes y visitantes, podría tener consecuencias mortales muy superiores a las causadas por la pandemia en todo nuestro país. Reflexionaba también sobre el hecho de que la pandemia se presentó inesperadamente, pero que del tsunami de Cádiz ya se había hablado mucho y que, por tanto, no vinieran los políticos a decir que no sabían nada y acabaran echándose la culpa unos a otros, como es habitual.

Mi artículo de hace un año rezumaba la desazón de una persona que avisaba de algo y no era escuchada, y que en psicología se conoce como el ‘síndrome de Casandra’, en alusión a la historia mitológica de una bella y ambiciosa princesa griega que fue castigada por el dios Apolo, haciendo que sus predicciones, aunque fueran certeras, no fueran creídas por nadie –algo que me explicó una amiga psicóloga tras leer mi crónica–. Tras el descubrimiento de que efectivamente yo padecía este síndrome, me llevé al poco tiempo la alegría de saber que éste podría desaparecer gracias a la iniciativa del alcalde de Chipiona, que había llevado a pleno la propuesta de que su municipio se convirtiera en el primero de España en estar preparado para hacer frente a la llegada de un posible maremoto a su costa.

Ha pasado casi un año desde esta iniciativa, de la que estoy muy orgulloso de haber participado, y puedo decir, con conocimiento de causa, que Chipiona, a través del programa ‘TsunamiReady’ auspiciado por la UNESCO, se ha convertido en el municipio costero piloto de toda Andalucía (y de España, pues en el resto no se ha hecho nada) en prepararse frente a la amenaza de tsunamis. Hay que resaltar también que el 18 de mayo de 2021 se aprobó el Plan Estatal de Protección Civil ante el Riesgo de Maremotos, que fue presentado precisamente en Cádiz por el Ministro del Interior, y al que tuvieron la gentileza de invitarme. Este Plan Estatal sustituye a la Directriz Básica aprobada en 2015 (uno se pregunta el por qué de esos seis años de trámite para tener redactada la normativa final, cuyo objetivo es claramente de urgencia). Por otro lado, la Junta de Andalucía ya ha finalizado el análisis de riesgo de la costa occidental (Cádiz y Huelva) y está trabajando en el análisis de riesgo de la costa oriental (Almería, Granada y Málaga). Asimismo, tiene ya definida la organización, medios y cauces de colaboración que van a permitir llegar la información sobre alertas de maremoto a las autoridades de protección civil y a los órganos y servicios públicos, así como a la población potencialmente afectada. Todo ello se ha visto refrendado con un simulacro realizado en Huelva con un operativo de casi 2.000 personas realizado el 20 de octubre.

El programa ‘TsunamiReady’ en Chipiona, en el que ha intervenido el prestigioso Instituto de Hidráulica de Cantabria, con el apoyo de la Universidad de Málaga, requiere el cumplimiento de 12 rigurosos indicadores exigidos por la Unesco (Evaluación, Mitigación, Preparación y Respuesta), y en donde el Ayuntamiento de Chipiona se ha involucrado totalmente, poniendo a disposición de este programa un edificio y técnicos del Ayuntamiento, voluntarios de protección Civil y el equipo de policía local. Así, durante los días 18, 19 y 20 de octubre se evaluaron los tiempos de desplazamiento de las personas en hacer varios recorridos en caso de una emergencia por tsunami, con voluntarios que cubrían todos los segmentos poblacionales. Previamente se validaron in situ las rutas de evacuación, diseñadas con los mapas de inundación obtenidos tras un complejísimo estudio de la envolvente de los posibles tsunamis que pudieran llegar a la zona. Dichos mapas nos proporcionan una valiosísima y práctica visión de hasta dónde se inundaría la villa de Chipiona y el tiempo requerido para ello. Así, por ejemplo, se obtuvo que el tiempo mínimo de arribo a la línea de costa sería de 1 hora, y que en 15 minutos se inundaría el 70% del casco urbano. A partir de estos mapas se analizaron dónde debería concentrarse la gente y cómo se va a evacuar, qué rutas deben seguir y en qué zonas deben refugiarse.

Asimismo, el Ayuntamiento de Chipiona ha confeccionado un atractivo programa del 1 al 4 de noviembre en conmemoración del maremoto de Lisboa de 1755, con una procesión del Cristo de la Misericordia e inauguración de una placa conmemorativa en recuerdo de la llegada de la ola, así como la inauguración de la Oficina TsunamiReady y de toda una serie de conferencias con participantes de reconocido prestigio. Todo ello hace que, en mi opinión, por fin tengamos razones para ser más optimistas en esta efeméride del tsunami de Cádiz. No sabemos cuándo podría repetirse, pero sí que vamos a estar por fin mejor preparados.

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