Opinión

Grandes relatos

Todo está inventado hasta lo de llamar ‘relato’ al discurso político de los que nos gobiernan o nos tienen que gobernar

Yolanda Vallejo

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Por mucho que cueste creerlo, no es nueva la afición y a la adicción a las series televisivas, afición heredada de la producción, primero editorial y luego radiofónica, de las novelas por entrega y los seriales que mantenían en vilo a los lectores y a ... los oyentes, pendientes en cada capítulo de lo que pudiera ocurrirle a los protagonistas. Luego, pasó con la televisión. Hubo un tiempo en el que las series televisivas se emitían una vez por semana, el mismo día y a la misma hora , llegando a niveles de audiencia que hoy consideraríamos escandalosos, en el buen sentido del término. Al principio, series norteamericanas con un doblaje hispano pésimo, y más tarde, pulidas por la escuela de doblaje más importante de Europa, la nuestra, antes de que volvieran con más fuerza que nunca las series hispanoamericanas -los culebrones y su época dorada de Cristal, Topacio y sus amigas-, que se han mantenido con escasa fortuna hasta la actualidad, en versión turca y bizarra. Por capítulos, por entregas, dosificadas y sin otra estrategia que la de sentarse delante del televisor como consumidores pasivos de series.

Artículo solo para registrados

Lee gratis el contenido completo

Regístrate
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación