La Voz - EL APUNTE

El gran perdedor de tiempo

El alcalde se ve obligado a volver al punto de partida, a su obligación, tras crear la enésima polémica estéril: atiende y escucha a las asociaciones de vecinos

LA VOZ

Ha llegado el momento de reconocer algunas virtudes al nuevo alcalde de Cádiz. Ha pasado ya casi medio año desde que agarró el bastón de mando y lo elevó al cielo desde el balcón del Ayuntamiento para éxtasis de los congregados en la plaza de San Juan de Dios. En seis meses, ha dado tiempo de verle defectos a su gestión pero hay que ser justos, objetivos, y rendirse a un talento cuando se contempla: José María González Santos es un magnífico perdedor de tiempo. Ha mostrado ya, en varias ocasiones, una infrecuente capacidad para marear la perdiz, para inventar problemas donde no los hay, para criticar y acusar para regresar, días, semanas después, al mismo punto en el que se encontraba. Además de su eterna relación contrariada con el PSOE, la disputa con las asociaciones de vecinos ha sido otro ejemplo de esta técnica. La domina a la perfección. Estos colectivos se quejaron de que el alcalde ni les atendía ni les recibía.

El regidor podría haber dado el paso antes de que hiciera pública su denuncia. O inmediatamente después. Sin embargo, como siempre, prefirió levantar una humareda. Que si las asociaciones están politizadas. Que si estuvieron 20 años plegadas a Teófila Martínez. Que si los medios inventan titulares. Que si se acabó el «subvenciono y mando»... Lo único que consiguió fue enervar a su interlocutor y perder un tiempo precioso. Las asociaciones de vecinos fueron citadas ayer, una semana después de su denuncia, tras siete días de recibir improperios e insinuaciones, para abordar las cuestiones que estaban pendientes. Gobierno municipal y vecinos repasaron las demandas más urgentes, aparcaron los reproches, se comprometieron a trabajar juntos. Es decir, lo que debió suceder hace meses. Lo que debió pasar, como mínimo, hace una semana. Si alguien se queja por desatención, lo más obvio es atenderle sin dedicarle una sarta de acusaciones de manipulación política. El alcalde, como siempre, prefirió esperar, retrasar, atacar y quejarse en vez de actuar. Lo de actuar, dialogar y negociar no se le da mal. Pero lo de aprovechar el tiempo, sí.

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