Hola Roja

El Gran Carnaval

El pueblo sigue tan ávido de desgracias como siempre, pero ahora tiene dos juguetes nuevos:las redes sociales y el zapping

Yolanda Vallejo

Esta funcionalidad es sólo para registrados

De pronto todo el mundo, además de ser expertos en geología, minería, organización de grupos, supervivencia en situaciones extremas, topología, ingeniería y construcción de pozos, había visto ‘El gran carnaval’ de Billy Wilder, –que no es precisamente una de sus mejores películas– y sabía perfectamente ... de qué iba el asunto, y por tanto, se sentía legitimado para opinar de manera apasionada y vehemente. No es nada nuevo esto de empatizar con las tragedias ajenas, nos viene de antiguo, y de literario, por cierto. Porque eso que ahora llaman prensa sensacionalista no arranca ni siquiera en ‘El Caso’, sino en los pliegos de cordel y en los romances de ciego que iban de pueblo en pueblo narrando tragedias, robos, crímenes y demás miserias con las que el pueblo se regodeaba y asumía así una de las características más innobles del género humano, la de encontrar consuelo en la desgracia ajena. Intentar conocer hasta el más ínfimo y escabroso detalle de lo que les pasa a otros no es de cotillas sino de natural, porque uno solo se reconcilia consigo mismo constatando que a otros les va peor, o que son más feos, o más pobres o que viven sumidos en un pozo –solo es un juego de palabras– del que nunca podrán salir.

Artículo solo para registrados

Lee gratis el contenido completo

Regístrate
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación