Antonio Ares
La gran ola
La Gran Ola de Kanagawa es la estampa japonesa más emblemática del pintor japonés Katsushika Hokusai
La Gran Ola de Kanagawa es la estampa japonesa más emblemática del pintor japonés Katsushika Hokusai. Junto con las vistas nevadas de monte Fuji (Fujiyama) y sus cerezos circundantes en flor conforman lo más granado y reconocido de su prolífica obra. A partir de la década de los ochenta del siglo XIX la estampa por lo nipón se volvió popular entre artistas y coleccionistas franceses. Tuve la oportunidad de ver su última gran exposición en el museo del Petit- Palais de París.
Nada que ver con aquella majestuosa Ola que asoló Cádiz el uno de noviembre de 1755 a las nueve horas y veinte minutos. El Gran Terremoto de Lisboa provocó que en Cádiz se alcanzaran olas de 15 metros de altura. A las más de 60.000 muertes ocasionadas en la capital lusa hubo que sumar las más de dos mil personas que perdieron la vida en Cádiz. Para los devotos y creyentes la Virgen de la Palma obró el milagro y evitó una mayor tragedia.
Hace unas semanas se ha estrenado en el Festival de Cine de Málaga el documental del onubense Fernando Arroyo titulado ‘La Gran Ola’. En él se muestra entre el rigor científico y la estética cinematográfica plagada de efectos especiales lo que puede suponer un tsunami o maremoto para la costa andaluza, en concreto para Cádiz y Huelva. Existen estudios que argumentan que la desaparición de la ciudad romana de Baelo Claudia, situada en la ensenada de Bolonia y con las más bellas ruinas a pie de playa del antiguo Imperio, se debió a un maremoto.
No hace falta esperar al desastre que la naturaleza nos pueda tener preparado. Los expertos en cambio climático están seguros que la subida del nivel del mar que se va a producir de manera indefectible si no ponemos remedio con el consumo de combustible fósiles desmesurado, supondrá la desaparición de ciudades costeras y regiones enteras limítrofes con el mar. Aseguran, que de seguir así, gran parte de la costa del Golfo de Cádiz podrían quedar sumergidas bajo las aguas atlánticas. Lo mismo ocurrirá con países enteros como Holanda y Dinamarca. Los expertos del Instituto Geográfico Nacional, Protección Civil, Puertos del Estado y el Instituto Español de Oceanografía abogan para que tengamos el mejor sistema de detección y alerta posible ya que el actual no permite confirmar la llegada de una Gran Ola hasta que no llega a tierra. Dotar de medios humanos y recursos económicos a Protección Civil en la zonas costeras, adiestrar a voluntarios y a la población en general y establecer un sistema de alerta eficaz que permita que la gente sepa lo que va a ocurrir y como hay que actuar, son fundamentales. Gracias a la adopción de estas medidas países de altísima actividad sísmica, como son Chile y Japón, minimizan las consecuencias de estas catástrofes. A nivel de la Península Ibérica sólo dos ciudades, Bilbao y Lisboa, han adoptado medidas preventivas dirigidas entre otras a adiestra a la población para saber cómo debe actuar ante este desastre.
Dicen que donde ha habido un terremoto o maremoto las posibilidades de que se repita son altas, no se sabe cuándo, y que donde no lo ha habido puede que lo haya
¿Estamos preparados? ¿O será demasiado tarde?