Fernando Sicre Gilabert - ARTÍCULO
Gobierno de progreso ¿eso qué es?
El candidato a la Presidencia manifiesta machaconamente que su intención es formar un gobierno de progreso y reformista
El candidato a la Presidencia manifiesta machaconamente que su intención es formar un gobierno de progreso y reformista. Para ello cuenta con todos, incluido el mismísimo diablo si la suma le fuera necesaria. Bueno, con todos no, excluye al PP justificando la conveniencia de situarlo en la oposición para que redima sus culpas por los casos de corrupción.
Es cierto que los casos de corrupción del PP son execrables y que han hastiado a los españoles. Pero no son menos que los del PSOE. Sólo esta semana ha dimitido el alcalde de Punta Umbría, ha sido imputado el alcalde de Alcalá de Guadaira, ha entrado en la cárcel la alcaldesa de Jerez… Todos ellos por corrupción y del PSOE. Esta semana se ha sabido la situación de desgobierno, mala praxis y gestión económica de la Agencia de la Junta de Andalucía IDEA, con pérdidas acumuladas de 444 millones según el informe de la Cámara de Cuentas, por la existencia de incumplimientos de la normativa presupuestaria y de la contabilidad. Imagínense donde va a terminar todo esto. A la Fiscalía en Andalucía la van a tener que primar por sobrecarga de trabajo. Y todo ello, sin referirme al caso ERE, Formación, Invercaria…
Miren, el PP lo ha hecho muy mal y espero que tome las medidas necesarias para ser extremadamente contundente. No hay que esperar al veredicto de la Justicia. Existe la responsabilidad política y los códigos deontológicos de los partidos, amén de sus comisiones disciplinarias. Éstas debieran anticiparse a los propios tribunales. Ningún político puede ser escudado en puestos que le posibilita el aforamiento. Ahora tengo en la memoria cuatro casos y ninguno de ellos se justifica por su condición de diputados o senadores, en controversia propias de sus cargos.
Por lo tanto el aforamiento está mal planteado en España. Señor Sánchez, es usted un mentiroso contumaz cuando intenta hacer ver al resto de los españoles que solo el PP es corrupto. Desgraciadamente en España como en casi todos los países, el poder corrompe y conforman ambos una relación unívoca.
Pero a diferencia de otros, son los propios partidos los interesados en su análisis político, para adoptar respuestas ejemplares, sin perjuicio de que con posterioridad actúe la Justicia. Por lo tanto, si la causa que justifica la formación de una gran coalición es la corrupción, creo que vuelve a mentir una vez más y ya son muchas, rozando la sinvergonzonería del que se cree sus propias mentiras.
Sí la corrupción es el primer concepto aducido para tomar los derroteros por todos conocidos, el gobierno de progreso y reformista, son los otros dos por los que justificaría el cordón sanitario en torno al PP. Desmontemos su construcción. El progreso es un concepto que indica la existencia de un sentido de mejora en la condición humana. Solamente en la civilización occidental existe explícitamente la idea de que toda la historia puede concebirse como el avance de la humanidad en su lucha por perfeccionarse. Lo que ocurre es que en el materialismo dialéctico marxista, el progreso sólo será posible en una futura sociedad comunista. Y sí tenemos en cuenta la insistencia del candidato en su pretensión de pacto con Podemos, el final de nuestra Historia será escrita en clave comunista.
En política, la idea de progreso se identifica desde la Revolución Francesa con la izquierda y la transformación, siendo los defensores del Antiguo Régimen monárquico la derecha y la reacción. Los términos progresista y progresismo también se oponen a conservador y conservadurismo. El surgimiento del movimiento obrero organizado desde mediados del XIX, produce un cambio en la ubicación política que convierte a las izquierdas en derechas y a los revolucionarios (la burguesía ahora en el poder social y político) en conservadores.
Por eso le pregunto al señor Sánchez ¿usted donde se sitúa? Le doy mi respuesta desde la ortodoxia occidental: una sociedad que proteja al ciudadano de la explotación del hombre por el hombre y del hombre por el Estado, que asegure la satisfacción de las necesidades básicas y el enaltecimiento de los principios y valores invocados en nuestra Constitución, que conforman al individuo en el Estado social y democrático de derecho, son más que suficientes.