El Apunte - OPINIÓN

Un gesto de cara a la galería

Remunicipalizar un servicio como el de playas parece un acto para quedar bien pero puede tener repercusión en la plantilla y los ciudadanos

La recuperación para el Ayuntamiento de la dirección de varios servicios públicos (llamada ‘remunicipalización’) fue uno de los principales compromisos electorales de la marca gaditana de Podemos durante la campaña electoral del mes de mayo de 2015, la que le llevó a la Alcaldía con la ayuda de Ganemos y PSOE. Desde entonces, es una de las palabras más utilizadas por el entorno del alcalde José María González. Es lógico que se le recuerde y reclame. El regidor repitió por activa y por pasiva que una de sus prioridades si alcanzaba la Alcaldía sería ‘rescatar’ servicios que el gobierno del PP había privatizado haciendo concesiones a empresas externas. Hasta el servicio de autobuses urbanos, el de basura o de electricidad volverían a depender directamente del Ayuntamiento, según prometió. La razón era «recuperar la dignidad salarial» de los trabajadores que, al pertenecer a empresas privadas, reciben peores emolumentos que si ese servicio fuese público.

Cuando el mandato está cerca de llegar a la mitad de su duración estimada, de esas promesas no hay nada. El gobierno local, en un desesperado gesto de cara a la galería, trata de resumir ese gran reto en la simple recuperación del servicio de playas, el que tiene menos personal y presupuesto. Con todo, aunque sea el de menor proporción, la plantilla y los usuarios no deben ser cabezas de turco. Si una remunicipalización que sólo tiene por finalidad callar bocas y servir de escaparate electoral supone una reducción de la plantilla o de sus condiciones, un empeoramiento del servicio que reciben los ciudadanos, no debe hacerse. Las reticencias de la oposición parecen más que justificadas.

Resulta tan absurdo como escuchar de boca del concejal de Hacienda admitir que el Ayuntamiento ha empleado a firmas externas para trabajos menores que eran absolutamente prescindibles. O la austeridad, el ahorro y la prioridad pública son la norma o no son nada. Lo que resulta inexplicable, incoherente, es que se use para calmar a los propios y quedar bien. Ese proyecto no era el anunciado. Se hablaba de recuperar para «el pueblo» el servicio de autobuses, el de recogida de basuras... Los esenciales. El de cuidado de playas parece más bien una muestra que puede salirle muy cara a los afectados: trabajadores o no.

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