La Voz de Cádiz
Gesticulación por gestión
El Gobierno va de banderas y proclamas mundiales a tradiciones sin impulsar un solo proyecto real
La administración española es muy poco municipalista. Le falta tradición, carece de herramientas y la herencia centralista o la nueva realidad autonómica, de control absoluto, aún mantienen una fuerte inercia. Cuesta rectificar. Los ayuntamientos tienen un margen de maniobra limitado en los aspectos de la vida colectiva que más interesan y afectan a la ciudadanía: sanidad, educación, empleo, industria, seguridad... Los alcaldes y concejales admiten que tienen poco que hacer cuando les conviene pero lo niegan en las campañas electorales para que los votantes olviden durante 15 días sus enormes limitaciones.
Pero, con ser estrecho y mejorable, tienen margen de maniobra. El nuevo equipo de Gobierno llegó al poder municipal –hace ya casi dos años, por cierto– hablando de gente, pobreza, vivienda, solidaridad y justicia, de libertad y progreso. Como si esto estuviera en manos de un consistorio periférico de tamaño medio. Cuando le convino, lo usó. Ahora que llega el momento de la gestión y los hechos, los miembros de ese pequeño ejecutivo dedican la mayor parte de su tiempo a hablar de historia, reivindicaciones globales, homofobia y refugiados, de utopías y grandes causas, de ritos, procesiones, cuadros, corbatas y banderas. Todo son gestos, anécdotas, símbolos, distracciones, naderías. Ni un proyecto urbanístico recuperado, desbloqueado, ni un edificio vacío con vida nueva, ni una infraestructura que no estuviera antes de su llegada, ningún servicio mejorado, ningún plan tangible y visible, ni una idea, todo bilis o sonrisas. La oposición municipal ha levantado la alarma (a resultas del reiterativo numerito de la bandera republicana) para advertir que todo es show y nada es gestión, que todo es grito y proclama, que nada es obra y firma. Aquí, en Cádiz, en el presunto tercer mundo español donde los niños famélicos necesitan ayuda para comer (según el ideario con el que Podemos alcanzó el Ayuntamiento) las prioridades son otras, son los colores y la igualdad de los pueblos del mundo.
Las urgencias son que la bandera tricolor se quede o no. Debatir si se regalan sillas de Semana Santa a sectores desfavorecidos, modificar el Concurso del Falla o tratar de convencer al Perdón para que esté en la calle. Si los hechos son amores y hablan solos, en la ciudad de Cádiz reina un silencio atronador. El de la política ruidosa, pequeña e intrascendente.
Ver comentarios