Antonio Ares Camerino
Gerasa
En 1981 el CDC (Center of Disease Control and Prevention) de Atlanta (Estados Unidos) dio la voz de alarma
En 1981 el CDC (Center of Disease Control and Prevention) de Atlanta (Estados Unidos) dio la voz de alarma. Una nueva enfermedad infecciosa, hasta ese momento muy poco conocida, producía una alteración adquirida y muy grave del sistema inmunitario. Pronto constataron que afectaba sólo a grupos muy determinados de la población. Los identificaron como las cuatro haches. Homosexuales, heroinómanos, haitianos y hemofílicos. En 1984, científicos franceses, Francoise Barre-Sonoussi y Luc Montagnier, consiguieron aislar al agente causal, el virus del sida, por ello les fue otorgado el Premio Nobel de Medicina. Desde el principio, la comunidad científica estuvo de acuerdo. No nos enfrentábamos a una enfermedad vírica más, el problema trascendía a someramente sanitario y se convertía en un problema social global de primera magnitud, por los grupos a los que afectaba y por el estigma social que provocaba.
Más de 2.000 años antes, a orillas del río Jordán y cercana a Damasco se fundo la ciudad de Gerasa. Su pasado greco romano la convirtió en una de las ciudades antiguas mejor conservada del Próximo Oriente. En la Edad Media, los Cruzados la convirtieron en una fortaleza inexpugnable. Pero una leyenda negra se cierne sobre sus habitantes. Habían prohibido la entrada en ella de cualquier persona enferma o con sospecha de padecer lepra o enfermedades infecciosas.
Este fue el nombre elegido por Carmen García Valdivia para un proyecto ilusionante.
Los profesionales sanitarios de las Unidades de Infecciosos de los Hospitales Puerta del Mar y de Puerto Real fueron consientes de que para atender a los enfermos de sida no bastaba con una atención médica de calidad. Muchos de ellos venían de mundos oscuros a los que había que iluminar con ayuda y solidaridad, ofrecerles una oportunidad, aunque fuera la última, darles los mimbres para una vida digna. Los doctores Bascuñana, Girón y Vergara iniciaron la verdadera proeza en el campo de Chiclana en 1994. Dos años después, hace ahora 20 años, consiguieron inaugura el Hogar Gerasa, ‘Casa de Acogida para enfermos/as de sida de la Bahía de Cádiz’. Sin la ayuda de Jaime Vallejo, Pepa Márquez, Jesús Noriega, Jose Manuel Rivero, y la entrega en alma de la Hijas de la Caridad (Sor Carmen Bello, Sor Trinidad y Sor María Dolores, actual directora) este sueño hubiese sido imposible.
Con una capacidad para 26 pacientes, por sus instalaciones han pasado casi 500 personas. Esta labor de entrega es lo que ha tenido a bien el Jurado del Colegio Oficial de Médicos de Cádiz para concederles el Premio. Esta tarde la Medicina Gaditana se vestirá de gala para hacer entrega del reconocimiento de la clase médica a estos profesionales sanitarios y a estos cientos de voluntarios que fueron capaces de creer en la utopía y que con su sueño consiguieron dar la ultima oportunidad a los que daban todo por perdido.
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