OPINIÓN
La gente de verdad
Los hombres y mujeres con personalidades fuertes y cimentadas con valores aunque no sean compartidos, son las que realmente han hecho y hacen progresar a la humanidad
Lo que más me entusiasma de una persona es que posea una personalidad firme y sin cambios en su periscopio, independientemente de cómo sea ésta. La gente sin ella sirve de atrezo en esta obra de teatro llamada vida. Los hombres y mujeres con personalidades ... fuertes y cimentadas con valores aunque no sean compartidos, son las que realmente han hecho y hacen progresar a la humanidad. Los adornos de nuestra escenografía vital pasan por la acción haciendo ruido pero sin desarrollo ni mensaje alguno. En las personas que hacemos el carnaval encontramos fieles reflejos de éstos casos, siempre hablando de forma carnavalesca claro está. En carnaval pasamos de héroe a villano en un instante, de agradecido a olvidadizo en dos minutos, de leal a pérfido en dos segundos o de buenagente a maligno en un pestañear de ojos. Me encantan las personalidades de muchos que intervienen o intervinieron directa o indirectamente en ésta fiesta como la de Paco Rosado, Javier Osuna, Procopio, Sánchez del Pino, Juan Rivero Muñoz, Repeto, Bayón, Luis Rivero, Manoli Lemos, Juan León, Rivas, Germán García, Juan Lucena, Julio Pardo o Juanma Canseco. Gente como Libi, Ignacio de la Varga, Quique de la Fuente, Ana Barceló, Morera, Gago, Selu, Ares, Bienvenido, Frade, Paco Mora, Chapa, Quiñones, Subiela, Nuria Agrafojo, Javi Bohórquez, Mosquera, Aragón, Tamara García, Emilio y Manolín Santander, Esther Porquicho, Manolo Bernal, Gálvez, Cheza, Modesto Barragán, Manolo Casal, José Landi, Enrique Alcina, Fernando De la Flor, Adela del Moral, Germán Rendón, Luis Ripoll, Koki, Miguel Villanueva, Remolinos, Cascana, Valdivia, José María Barranco, David Márquez, Pastrana, Quico Zamora, Miriam Peralta, Vera, Pedrosa, Juan Fernández, Juan y Laura Jurado, Carlos Ordoñez, Milian Oneto, Braza, Carlos Alarcón, Tovar, Martín y muchos más. Personas que hubieran encajado perfectamente en algún hecho histórico transcendental. En la revolución industrial podrían haber sido Thomas Malthus o incluso James Watt con esa máquina de vapor o aquél valiente Camille Desmoulins, instigador y líder en la toma de la Bastilla o por qué no el mismo Cardenal Richelieu del otro bando. Algunas de estas personalidades del carnaval podrían haber defendido seguramente alguna de las barricadas formadas en el centro de Cádiz contra el alzamiento del 36 cuando a las seis de la mañana del domingo 19 de julio desembarcaron en nuestro muelle los Regulares y un Escuadrón sin caballos de Ceuta a bordo del destructor Churruca y el mercante 'Ciudad de Algeciras'. Sería normal que también algunos de nuestras mencionadas personalidades hubieran ejercido como los generales del movimiento López Pinto y Queipo de Llano, o incluso como el propio Franco. Personalidades fuertes, equivocadas o no, algunas sensatas y otras con psicopatías incluidas. Con un carácter identificable pero sobre todo con un contenido reconocible.
Los carnavaleros de la mentira perpetua y el aprovechamiento continuo no poseen esta cualidad. Solo actúan en su propio beneficio. No son solidarios, ni valientes, ni afines de corazón, ni morirían por nadie. Nunca estarán detrás de una barricada, lo observaran todo desde un ventanal y abriendo un poco la cortina para que no se les vea. A este tipo de personalidades se les reconocen porque su sonrisa siempre es a medias y sus apretones de manos muy endebles. Me encanta la gente que se moja, la que ríe y llora contigo, me gustan los que van por derecho en la vida, con sus ideas claras, sin golpes bruscos de timón y fieles a sus principios, la gente de verdad. La gente que hace historia.