OPINIÓN
'Gente llamada socialista ir la casa'
La campaña electoral es la representación andaluza de 'La vida de Brian' con un final previsible
Quien necesita decir que es el rey es que no es el rey, a menos que esté cantando la canción de José Alfredo. En las elecciones andaluzas, cuya campaña nace haciendo llorar a los demás, hay una reina que no necesita reclamaciones. Más hace el ... lobo callando que el perro ladrando y quien tiene boca se equivoca parecen los lemas elegidos por el PSOE para su campaña, con un perfil tan blando que se diría de algodón.
La última encuesta del CIS es una almohada de datos en la que echarse a dormir. Claro que a este estudio le pasa lo que a los informes que uno trae del médico: si son buenos se los toma por evangelios y si muestran el colesterol alto se replica, con voz engolada y cabeza engominada, que son causas genéticas y las cifras están falseadas para vender pastillas.
La ilusión impostada de quienes afrontan esta nueva campaña contrasta con la sensación de los andaluces de que están ante una película. Un film que puede tener algún momento interesante o quizá un golpe gracioso de algún secundario inesperado pero con un final bastante previsible. De esos que dan hasta un poco de vergüenza, como el rap de Monedero o las revisiones del Supremo.
La película que interpretan los candidatos varía según el protagonista, la pompa y la circunstancia de cada momento. A mí, con mis limitaciones innatas e impuestas, la carrera de obstáculos (no quiero que la comparación con el 'Mario Kart' parezca frívola) me evoca 'La vida de Brian'. Tenemos a una motivada Teresa Rodríguez escribiendo repetidamente y bien grande en las paredes eso de 'Socialistes eunt domus' (gente llamada socialistas ir la casa) que luego debe corregir a 'Socialistes ite domun', que traducido significa que no se refiere a todos los socialistas, sino solo a los malos malosos, que la lucha obrera nos une y demás matices ante los legionarios de su propia centuria. En otra secuencia, está la derecha de PP y C's como trasuntos del Frente Popular de Judea y del Frente Judaico Popular.
Ambos se consideran disidentes y enemigos por no se sabe qué traición o matiz, aunque estén de acuerdo -uno de ellos con celos de exnovio- en quitar a Susana Díaz para ponerse ellos. Mientras, el cónclave socialista invierte otra célebre escena de los Monty Python y se pregunta eso de que «quitando los EREs, las listas de espera, el fracaso escolar, el nivel de paro más alto de Europa, la Faffe... ¿qué no ha hecho el PSOE por nosotros?»
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