El Apunte
Un garbanzo negro en la UCA
El desfalco protagonizado por el catedrático Del Valls no puede ni debe manchar la integridad de la universidad gaditana, pero obliga a extremar el control sobre los recursos públicos
Lo ocurrido en la Universidad de Cádiz con el catedrático Tomás Ángel del Valls es el mejor ejemplo de que un garbanzo negro en el saco no puede estropear una buena cosecha. La gestión de la UCA en los últimos años ... ha sido intachable, sin embargo, una auditoría y una posterior investigación han puesto de manifiesto un descuadre desorbitado en las cuentas que manejaba este doctor en Química . Al final, el agujero, superior a los 730.000 euros , ha ido a tapar la construcción de un chalet de alto standing en la lujosa urbanización de Vistahermosa, amén de gastos de representación sin justificar con cargo a las ayudas económicas que recibía su departamento para investigación. Esta situación obliga a extremar en la UCA el control de los recursos públicos. El presunto fraude cometido por Del Valls le ha estallado en las manos al actual rector, Eduardo González Mazo, que nada más conocer el descuadre puso en manos de la Fiscalía la situación.
La investigación, de momento, sólo ha probado 730.000 euros, lo que costó construirse un chalé de 500 metros cuadrados en Vistahermosa en una parcela de 800 metros cuadrados. El resto, al parecer lo pagó la UCA con fondos destinados al estudio de la contaminación de aguas marinas en el litoral de la Bahía de Cádiz. Europa aportó dinero para ello. Valls declaró como detenido en comisaría la pasada semana para conocer cuáles eran las conclusiones de las pesquisas. Ahora será citado a juicio acusado de malversación de caudales públicos, blanqueo de capitales, asociación ilícita, estafa y falsedad documental. Con él, han sido detenidos también su mujer, igualmente docente en la Universidad de Cádiz en su mismo departamento, y otras seis personas.
Estas personas son trabajadores de la construcción, los responsables de las empresas de Sanlúcar que contrató Valls para levantarse la vivienda. Ni uno solo de los 730.000 euros que Valls facturó por su chalet pasó por su cuenta corriente. El método consistía en que la empresa de construcción elegida sabía que tenía que emitir una factura a nombre de una de estas tres entidades: Universidad de Cádiz, Universidad de Jaén o FUECA. Ellos eran sabedores del fraude que estaban cometiendo, ya que era condición obligada para trabajar en este lugar en un tiempo en que era difícil encontrar trabajo.
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