OPINIÓN

'Gaditas' de pro

Como todo el mundo sabe, Miguel Ríos y Joaquín Sabina se conocenal dedillo todos y cada uno de los problemas del día a día de Cádiz

Ambos artistas, durante un concierto
Ignacio Moreno Bustamante

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Como todo el mundo sabe –porque es público y notorio, no desvelo ningún secreto–, cada mañana Miguel Ríos se pone su camiseta de tirantes fresquita, sus cangrejeras, su bandolera para meter el tabaco y las llaves y se baja a La Caleta. Haga frío o ... calor, llueva o truene. Miguel Ríos se moja hasta la cintura, que tampoco es cosa de meterse en agua ‘tapá’, y le canta el Himno de la Alegría a las mojarritas. Lo hace por lo bajini, eso sí, que tampoco quiere que la gente, sus vecinos y vecinas, piensen que está perdiendo la cabeza y se ha quedado pillado en otra época. Miguel –Miguelito le llaman todos en el barrio de Santa María– hace el recorrido de su casa a La Caleta a pie, dando un paseito. Aunque está pensando en comprarse una bici en el Decathlon de El Puerto, porque el carril bici está quedando de gran categoría. En su paseo, le echa unas cuantas migas de pan ‘mojao’ a los gatos de los bloques del Campo del Sur, que para eso se sacó el carné de manipulador de alimentos de gatos. Y entre paseo y paseo y un «buenas noches bienvenidos» en el Royalty, La Sorpresa o alguna de las terrazas de Plocia, transcurre su plácida vida gaditana. Rara vez pasa de Puerta Tierra, eso sí que no, por ahí no, que ya se sabe que los auténticos gaditanos son los de Cadi-Cadi. Que le den viento a los beduinos. Y si son de Bahía Blanca, doble ración de desprecio.

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