Adolfo Vigo
El fútbol político
Cuando el reloj de la Zarzuela va desgranado los últimos compases, ‘tica tac, tic tac’, que marcan el fin del periodo de juego
Cuando el reloj de la Zarzuela va desgranado los últimos compases, ‘tica tac, tic tac’, que marcan el fin del periodo de juego. Cuando el Rey está mirando insistentemente su reloj con intención de marcar el final del partido. Cuando los españoles observamos incrédulos cómo el partido se dirige al tiempo suplementario de la prórroga. Cuando los equipos contrarios plantean las tácticas para vencer en ese tiempo de más y cierran filas en torno a sus delanteros centros. Es en ese momento y no en otro cuando el PSOE manda a todos sus efectivos a la delantera como si se trataran del admirado Alexanco, aquel defensa central que cuando las cosas se le ponía difícil al Barcelona de los ochenta subía al área a rematar todos los balones, con la esperanza de cazar algún rebote que pase por su vera y así poder marcar el gol que les lleve a ocupar el puesto de líderes en la competición.
Ayer asistíamos a los últimos intentos por parte del PSOE de llegar a algún acuerdo que alzara a Pedro Sánchez con el trofeo del preciado campeonato electoral. Este en una tentativa de última hora intentaba cabecear, aunque él es más de baloncesto, todos los balones que le centraban las otras formaciones que quisieran secundar con él un tándem atacante con la intención de perforar la meta de Mariano Rajoy, actual cancerbero del PP y del Gobierno.
Mientras tanto, asistimos a la táctica del candado del Partido Popular, lo que se viene conociendo como el tradicional ‘amarrategui’ español o el más sofisticado ‘catenaccio’ italiano, en el que van dejando pasar los minutos a la espera de que el árbitro de la contienda desenfunde el silbato y haga los tres pitidos finales. Sin que en estos 90 minutos haya propuesto más táctica que la defensiva, con la única intención de agotar físicamente, y moralmente, al equipo contrario, y esperando una posible contra en la que decanten el partido.
A éstas que Podemos se dedican a tocar la pelota, que no las pelotas aunque algunos de sus representantes se las tocan al electorado de sobremanera, marchándose siempre al córner más extremo de la izquierda en un intento de perder tiempo de juego, proponiendo centros al área que se quedan en solo eso, amagos de intentar conectar con el delantero del equipo socialista para marcar el gol del acuerdo. Pero al final este centro siempre sale desviado, por los cerros de Úbeda, porque en realidad como el anuncio de un juego de mesa, para que Podemos pueda llegar a un acuerdo y soltar la pelota alguno en Ferraz deberá de aceptar a Pablo como animal de compañía, dicho esto con el máximo de los respetos hacia Pablo y, por supuesto, hacia los animales.
¿Y Ciudadanos? Pues bien, gracias, que diría el chiste. La formación naranja ya hizo lo necesario en el partido de ida, marcándole un valiosísimo gol en su casa al partido socialista, el cual, al fin y al cabo, en caso de empate le valía el doble ante los candidatos a pactar con Sánchez.
Al final el trencillas real mirará su reloj y no tendrá más remedio que pitar el final del encuentro, «pi, pi, piiiii…..», e iremos todos a una prorroga en la que poco cambiara este resultado. Espero, por nuestro bien, que esto no termine decidiéndose en la tanda de penaltis, porque no merecería la pena que muriésemos de un ataque al corazón por culpa de nuestro políticos.
Ver comentarios