LA VOZ - EL APUNTE

La Fundación como símbolo

Dos años sin gerente y algún escándalo es todo su bagaje como servicio público

Los gestos grandilocuentes, a los que es tan dado este gobierno municipal, no son más que síntomas, señales. La Fundación de la Mujer del Ayuntamiento de Cádiz sólo ha tenido resonancia en los últimos dos años por tres cosas: unos cursos para mujeres desfavorecidas que incluían técnicas sexuales que no parecían ajustadas a la búsqueda de empleo; la eliminación del busto de una feminista histórica y la ausencia de gerente desde la dimisión de la anterior. Nada más. Nada de la utilidad pública que se le supone, de su importante misión de apoyo a las mujeres, siempre marginadas en todos los colectivos, entre los marginados incluso. Siempre con necesidad de esforzarse mucho más para recibir mucho menos de la sociedad. Pero con todo ese trabajo por delante, lo que hay son miniescándalos, parálisis y sobreactuación. La oposición no se ha cansado de denunciar en este tiempo el «descontrol» y la «falta de transparencia» en este organismo autónomo que desde hace ya más de un año sigue sin la figura del gerente. La concejal de Ciudadanos, por ejemplo, siempre recuerda que después de que se presentaran tres candidatos para este puesto, el gobierno local afirma que aún no ha encontrado al candidato «idóneo». Dos de ellos presentaron alegaciones que aún no se han respondido ni llevado a Pleno, al igual que los recursos presentados por la oposición a este respecto y en el que se solicitaba la nulidad del procedimiento. Con todo, lo más triste es que el único argumento que se le conoce a la concejal del área de Mujer para prolongar esta insólita situación es el de ser «sectaria», como también la califica la oposición. Nada de lo que tenga que ver con las herramientas, que funcionaban, en este organismo tiene cabida en las agendas del nuevo gobierno municipal. Si era útil como si no, si era necesario como si sobraba. Todo está de más para Ana Camelo si viene de la Fundación de la Mujer de antes. La única esperanza radica en la rectificación, que la Fundación vuelva a estar dirigida por técnicos cualificados y ofrezca programas de ayuda a distintos colectivos femeninos. Para conseguirlo, todos los grupos en el Pleno exigen que se nombre cuanto antes un gerente para que la dirección de este organismo autónomo deje de estar en las incapacitadas y politizadas manos de Ana Camelo, para que la Fundación de la Mujer deje de ser un aparato de gestos inútiles e innecesaria propaganda para ser un servicio público de atención al colectivo femenino en la ciudad.

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