OPINIÓN

Ya sabes cómo es la gente

Decían que las mascarillas no servían porque no había, aunque el efecto consistió en que gente como yo, que tenía una, no se la ponía

Gente con mascarilla por la calle. Antonio Vázquez
Francisco Apaolaza

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Ahora que la clase política vuelve a invocar a la ciencia, recuerdo que hace unos días, el Centro para el Control de Enfermedades anunció que la COVID-19 se transmitía mediante aerosoles. Acaba de rectificar. Hubo un momento en el que la ciencia fue el ... burladero de la política. Pedro Sánchez se refugió allí desde el primer discurso. Recuerdo los primeros compases de esta cosa, cuando los científicos decían esto o aquello. En realidad, un argumento científico es capaz de sostener un plan y otro argumento con la misma verdad, otro plan distinto. La ciencia en general justifica lo que haga falta. La confusión llega cuando se confunde la ciencia con decisiones políticas. Hubo un momento en que las autoridades nos dibujaron las mascarillas como un complemento de moda para hipocondríacos y gentes histéricas que forra las paredes del salón de papel albal para que la NASA no escuche sus pensamientos. Fernando Simón sostenía que ponerse la mascarilla en el exterior estando sano suponía sobreactuar. En realidad, esa decisión respondía a criterios políticos. Decían que las mascarillas no servían porque no había, aunque el efecto consistió en que gente como yo, que tenía una, no se la ponía.

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