Lavarse las manos
Pedro Sánchez salió al atril de Moncloa y siguiendo las recomendaciones de las autoridades sanitarias, se lavó las manos
Pedro Sánchez salió al atril de Moncloa y siguiendo las recomendaciones de las autoridades sanitarias, se lavó las manos. Lavarse las manos es un gesto que salva más vidas que el cinturón de seguridad, sobre todo en política. Por eso quizás Sánchez fue extremadamente prudente ... en la rueda de prensa sobre el coronavirus. Tardó semanas en salir a decir cosas, y si unimos este hecho al cierre del Congreso por una semana por incomparecencia del grupo parlamentario de Vox, convenimos que Sánchez gobierna a puerta cerrada como el Atalanta-Valencia.
Hasta los madrileños, que por lo general son criaturas que aparentan conocer que en este mundo estamos de paso y que le dan a las cosas la importancia justa, hacían acopio de papel higiénico. Arribita de todos los miedos de los españoles está pensar en cómo va a limpiarse uno el trasero la semana que viene. Antes, para referir las pulsiones de cada cuál, el psiquiatra preguntaba a sus pacientes si en el dibujo que dejaba una gota de tinta al resbalar por un papel, veía un elefante o un tipo colgado de un árbol. Ahora basta mirar el tique del súper y saber de cuántos rollos ha hecho acopio y de qué grosor era el papel, pues la cifra da medida de la relación entre el miedo y el Estado del bienestar. De pronto hemos pasado de medir el estado de ánimo de nuestra Españita por la cantidad de coches que se venden a intuirla en el número de rollos de papel de culo que acapara cada madrileño.
Salió el presidente a hablar y Jorge San Miguel se preguntó si nos recordaba más a Lincoln o a Roosevelt. En este tipo de declaraciones se espera un punto de calma y de determinación y de algo, no sé, de lo que sea. La gente no aguarda a que salga el presidente a comunicar a los españoles si ha mantenido 23 videoconferencias con las comunidades autónomas. El ciudadano en estos casos busca en la pantalla de la televisión inspiración, valor, asunción de responsabilidades y fortalezas y decirle a su hijo: mira, chaval, estás viviendo un momento histórico, pero sale Sánchez lavándose las manos, porque las manos son la parte más importante del presidente; digo yo que las tendrá aseguradas.
La mano izquierda nunca sabe lo que hace la derecha y así de pronto sale Pedro I de Tetuán cuando la gente espera a Churchill y pasa la rueda de prensa volando en círculos alrededor de la excusa táctica de que no cabe cuestionar sus decisiones, pues solo toma las medidaw que le ordenan los científicos. Yo no he conocido opinión más interpretable y esquiva que una opinión científica, pues se basan en la probabilidad y según la ciencia, todo es posible. Puede pasar esto o lo otro, pero a Sánchez los científicos le dijeron el domingo por la mañana que Madrid podía echarse a la calle para la manifestación del 8M y aquella misma noche, que había que cerrar los colegios y prepararse para el Apocalipsis según Wuhan. Qué casualidad. Nótese que los científicos aparecen en el discurso como algo externo al Gobierno, alejado de él casi tanto como una civilización extraterrestre, por eso el Gobierno puede tener opiniones económicas, pero no científicas. Los científicos, esa entelequia que acaba de declarar la pandemia, les hablan desde el más allá político y les dicen que hagan cosas, y el Gobierno obedece. Estamos salvados.
Ver comentarios