De humo y de tractores

Los incendios de Navarra que han quemado en estos días cuatro veces la superficie de Pamplona

Francisco Apaolaza

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La jota decía así: «Si Navarra se quemara, yo me tiraría al fuego. Con mi sangre lo apagara, que Navarra es lo primero». La cantaba aquella jotera en la comida del seis de julio –padre de todos los mediodías– y decía Alvarito que llevaba unos ... sujetadores muy antiguos como de tetas de punta así p’alante casi de Madonna la cantante. Llego a la jota por entre el humo, las llamas y las pavesas de los incendios de Navarra que han quemado en estos días cuatro veces la superficie de Pamplona. Para el que no sepa lo que mide Pamplona, va desde Nueva York hasta esta buhardilla de Madrid en la que escribo sobrecogido por las imágenes. Las ha grabado un bombero forestal que circula por una pista a los pies de la sierra de brasas coronada y entre el humo se cruza con una veintena de agricultores voluntarios que arañan el suelo para crear un cortafuegos que le pare los pies al monstruo, pañuelos en las bocas, faros encendidos, tubos de escape entre la humareda a la caída del sol del último atardecer del mundo. Son tractores de Gallipienzo, de Cáseda y de Sangüesa y desde aquí puedo escucharles los motores, el resuello y el corazón.

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