Francisco Apaolaza
Franco, que tiene el culo blanco
Si no se bromea con todo, tarde o temprano no se podrá bromear con nada
Corrochano hubiera titulado su crónica ‘Se llama Iván y es de León’, pero su mote artístico es Samantha Hudson y dice que trabaja como artista y activista LGTBI. Llego a su último vídeo bajo el gancho de que es «muy provocador». Ya solo me muevo ... para curiosear lo inaceptable. Si dicen de una película que resulta homófoba, desconsiderada, machista y racista, se me hace interesante. Ya estoy cansado de toda la cultura que pone el foco en este o en el otro problema, pues su único afán es moralizante y para que me digan en el cine que no hay que quemar los bosques, me quedo en mi casa.
El Premio Nobel de Literatura se lo dieron a un autor tanzano porque puso sobre la mesa los conflictos del postcolonialismo y el desgaste de identidades que sufre el emigrante. Ojalá llegue pronto el día en que el jurado reconozca de un premiado que, siendo un miserable, escribe como los ángeles. A ese tipo valdrá la pena leerle. El fallo de este año demuestra que el Nobel se le puede otorgar a un escritor tanzano, inmigrante y negro, y eso está muy bien, pero ahora tendrán que demostrar si lo podrían conceder a un inglés blanco, heterosexual que viva en una mansión de los Cotswolds o eso está, a día de hoy, prohibido.
Buscando el escándalo llegué a Samantha Hudson, que se autodefine como la Norma Duval de la izquierda, señal de que no sabe quién fue Norma Duval. Su vídeo se llama ‘Por España’ y va de unas travestis que entran en un bar muy homófobo donde sirven botellines en clara asimilación de la hostelería con Vox.
Rubén Amón puso de moda la definición de Abascal como «el partido del tercer gin tonic», y citaba como autor a un comensal de una comida que dicen que era yo, aunque no lo recuerdo con claridad. En el bar del vídeo se monta una tangana entre las drags y los clientes –por supuesto neonazis– y de ahí vamos a otra escena en la que Francisco Franco mira a la artista con intención. La letra dice así: «Paco, paquillo sexy caudillo [...] Me gusta mucho tu aguilucho/ Como le gusta la trucha al trucho/ Por España, Paco, me pones bellaco/ Contra la pared, ven, fusílame/ Por España, papi, déjame bien guapi/ Déjame coqueta en una cuneta». No está mal.
Si no se bromea con todo, tarde o temprano no se podrá bromear con nada. Otra cosa es que lo que hace el vídeo sea «una segunda transición» y una provocación. Las alusiones jocosas a Franco son perfecto ‘mainstream’ y más antiguas que Buster Keaton. Lo de vestirse de señora y vacilar con el que va disfrazado de Franco es de primero de Carnavales.
Hasta yo saco a Franco de la tumba de vez en cuando y lo pongo en el Starbucks de Callao donde las chicas de Erasmus maquinan si ponerles los cuernos a sus novios mientras les escriben mensajes de amor al whatsapp.
Así que va provocando, Samantha, pero hace cuarenta años ya cantábamos que Franco tiene el culo blanco porque su mujer lo lava con Ariel. Hasta para hacer la Transición, llegan tarde.
