El corazón por arribita

A mí la vida se me ha dado en proporciones descomunales y el verano me dura como poco desde aquel día en que resbalé en la azotea

Francisco Apaolaza

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Twitter me ha recordado que llevo catorce años en Twitter. Antes, las cosas te las recordaba tu madre y ahora, te las recuerda Twitter. Karen Blixen tenía una granja en África y yo tenía alquilada una azotea de la Plaza de España de Cádiz, que ... en verano se parecía a tener piso en la caseta del socorrista y en invierno durante los temporales de Poniente, uno creía que estaba doblando el Cabo de Hornos. Aquello era humedad. Los calzoncillos tardaban seis días en secarse en la cuerda y temía uno abrir el armario de las legumbres y encontrarse un buzo de la Guardia Civil. En los lavaderos de las azoteas de Cádiz ensayaban las comparsas antiguas y por eso allí arriba se ha quedado una guasa y un tres por cuatro, el eco de una vieja serenata que diría el Noly, y una cosa que no se puede explicar, pero que hace que se te vaya el corazón por arribita.

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