De Ferraz a Cádiz

Pero más allá de la casuística particular, destacaba el síntoma. La fractura nacía de las diferencias esenciales entre dos formas de entender un partido histórico, entre dos posturas opuestas ante una posible moción de censura y ante el mayor desafío político y territorial que ha tenido España en los últimos 40 años. Tras las elecciones del pasado domingo, cabe deducir que una de esas dos posturas, la de Pedro Sánchez, ha obtenido un respaldo mayoritario del electorado. Al menos, suficiente para entender que sus postulados ante esos dos episodios claves (derribar al ejecutivo de Mariano Rajoy y entregarse al diálogo con los independentistas) tienen cierto respaldo. Por más triste e inquietante que resulte. Una vez iniciada la resolución del dilema a nivel estatal, con Sánchez muy reforzado ante la defenestrada Susana Díaz y un derrotado Partido Popular, cabe esperar a las consecuencias que tendrá este giro en las elecciones locales del próximo 26 de mayo. En la siempre conflictiva capital gaditana los socialistas tienen otras cuentas pendientes que se saldan en paralelo.

Fran González, que en su momento arriesgó al significarse como un furibundo partidario de Pedro Sánchez, parece tener viento a favor con el resultado del pasado domingo aunque cuesta pensar que vaya a heredar todos los votos socialistas. La vieja guardia en la provincia sigue a la espera de acontecimientos para ajustar cuentas. Una cosa es que las victorias curen heridas y otra que obren milagros. A escala local, en la capital gaditana el PSOE tiene enfrente a un candidato con tirón popular, el actual alcalde, y la única duda está en saber quién tendrá más fuerza para combinarla con el resto de formaciones afines. La incógnita vale para la derecha y para la izquierda.