Torajas del PSOE

A todos nosotros sí que nos importan los muertos. También la de las instituciones y si me apuran, la del sistema.

EFE
Fernando Sicre

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Convivir con sus muertos. Es lo que hacen los integrantes de las tribus Torajas. Tras pasar por un proceso de momificación, donde aún se considera parte de los vivos, el espíritu de una persona muerta debe regresar. El PSOE y la muerte pasean de la ... mano. La momia de Franco se pasea de la mano de la Vice de Cabra. Ésta misma está empeñada en sacar a pasear más de 10.000 espíritus de frailes y monjas. Esto sí que es memoria histórica. La Revolución de Asturias de 1934 supuso un punto de inflexión y 33 religiosos fueron asesinados. Era sólo el comienzo del llamado genocidio de las sotanas. Las muertes por la pandemia han colapsado el Estado. Tatrabrik Simon se muestre incapaz de su recuento. Más de 60.000 indican todos los indicios. El del moño se encargó de atribuir al PSOE la X de la cal viva. Esta relación con la muerte, les lleva a matar las instituciones. Lo advirtió el hermanísimo del hermano de Juan Guerra. «Montesquieu ha muerto», frase lapidaria, atribuida al Vice pretérito también del PSOE, quien, en 1985, la acuñó cuando el partido socialista aprobó la reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial. En ese momento se estaban cargando la independencia del poder judicial y se jactaban de ello, enterrando a Montesquieu. Estoy preocupado con esa estrecha relación que exhibe sin pudor el PSOE con la muerte. Ahora les ha dado por los jueces. Mañana pueden ser los forenses. Pasado los «hermanos fosores» y entre tanto los enterradores sin descanso. Y cuando les llega la hora a estos, entonces exigirán la metamorfosis de la sociedad española, para pasar a ser como los Torajas. Conviviremos con los muertos y con las instituciones muertas. El espíritu de Montesquieu se pasea por Salesas, envuelto en una toga manchada por el polvo del camino. Tanto polvo y tanto fango, que a España ya no la conoce ni la madre que la parió. Momento en el que la «desmemoria» española habrá surtido sus efectos. Polonia, Hungría… o quizás Venezuela, eso nos deparará el futuro próximo. La Transición posibilitó construir una democracia de las más avanzadas y sólidas del mundo (The economist le otorgó el puesto 16 hace dos años), justo antes de «tomar» el poder Cum fraude y el del moño, a través de una moción de censura, «amañada», con una descripción sobre la financiación del PP a modo de epitafio. Magistrado de reconocida carga ideológica y experto en entrar en polémicas. Suya fue la ponencia de la sentencia que condenó al militar argentino Scilingo por crímenes contra la humanidad. No es, en cambio, partidario de impulsar la investigación por crímenes de lesa humanidad que se sigue contra dirigentes de ETA. La muerte y este juez van de la mano por lo que veo. Será que derrama tanta carga ideológica, que sólo me queda pensar que podría ser el recambio natural del ahora ministro de justicia. «Campos», que evoca a Campo de Criptana, localidad manchega famosa por su cementerio. Cualquier cosa que se me ocurre para escribir hoy, pensando en el PSOE, me lleva a pensar en la muerte y en el más allá. Sí me dejo llevar, termino con Iker Jiménez en el Cuarto milenio, que ha llegado a decir a colación con la pandemia, que “hay muertos que no importan tanto".

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