La reminiscencia según Frankestein

El PSOE ha quedado atrapado en las inercias de Frankenstein, no del franquismo que fue enterrado en 1977

Un gran mentiroso, Rubalcaba, dijo una verdad al calificar lo que él denominó «gobierno Frankenstein». Los socialistas «no pueden» ir a la investidura de la mano de partidos independentistas «que quieren romper aquello» que ellos quieren gobernar. Se refería a la Nación española. Ese gran ... mentiroso, participo en el gobierno del que cimentó nuevamente la discordia en nuestro país. ZP, ínclito presidente, «embajador» de Venezuela en España y en el mundo, eso parece desde luego, defensor de los narco-estados caribeños de todo tipo de pelaje, se encargó de polarizar nuevamente a la sociedad española entre rojos y azules, de derechas y de izquierda, franquistas y frankenstenianos y así hasta el infinito.

Corría el año 2007 e introdujo la Guerra Civil en el debate político, justificándolo con los muertos que aún yacían en las cunetas. Hablando de cunetas, el PSOE es gran conocedor de ello, cuando en 1986 implanta el PER y dedican absurdamente los esfuerzos de muchos jornaleros agrícolas en la limpieza manual de cunetas. Podría haber sido el momento para gestionar esa mano de obra con la finalidad de restablecer la dignidad de los muertos y sus familiares y enterrar para siempre una parte de nuestra historia, que ojalá nunca hubiera ocurrido.

Ese PSOE, antecesor del de ZP y del de ‘cum fraude’, sustituía el Plan de Empleo Comunitario por el PER. Y tienen a los braceros deambulando por las cunetas como almas descarriadas. El bolivariano presidente español decide dictar entonces la Ley de Memoria Histórica. Comienza con esta la crisis del modelo constitucional de la Transición. No sólo se pretendía el cambio del nombre de calles y retiradas de estatuas, sino que se pretendía reinterpretar la ‘Historia’ con una pretensión, ganar la guerra que perdieron, sin uso de armamento bélico y eso sí, gran dosis de demagogia. Empezaba la puesta en duda del modelo de la Transición.

Ahora, la Ley de Ley Memoria Democrática abre las puertas a la ruptura definitiva del modelo que tanta admiración causó dentro y fuera de España. Se pretende la desaparición del pacto de la concordia, o sea, la Transición como modelo sustentado en la reconciliación de todos. Derribado el régimen democrático como aspiración por el gobierno que nos desgobierna, con el apoyo de los separatistas y los que enaltecen a la ETA, queda allanado el terreno para el cambio constitucional, a sabiendas que su reforma por la vía del artículo 186 es imposible sin la derecha española. Muy a pesar de lo dicho, lo dijo hace poco el anterior ministro de Justicia, cuando advirtió que España vive una crisis «constituyente» O sea, en la mente de estos malhechores está el cambio del sujeto de soberanía, la fuente del poder en España, que es el pueblo español, la nación española. Que de manera inexorablemente clara la califica de «única e indivisible». Ese proceso constituyente del que hablaba Campos, tiene como pretensión transitar a la España «nación de naciones», que ‘Snchz’ define como España multinivel. Queda claro que la concordia ente españoles ha desaparecido y en lugar de reconciliación hay rencor. Y en lo concerniente a lo segundo, el despojo de su poder al único sujeto constituyente, el pueblo español instituido en nación española, el país entrará en un proceso constituyente que, nos devolverá a la España del 34, del 36 y del 39 y esto sí que es memoria histórica de verdad. Estos días la izquierda pone en duda la Ley de Amnistía, precisamente una Ley exigida por la izquierda de entonces. La que permitió enterrar la Guerra, hermanar a todos los españoles e instituir a la nación española, una e indivisible como sujeto de soberanía.

El PSOE ha quedado atrapado en las inercias de Frankenstein, no del franquismo que fue enterrado en 1977. Frankenstein ha sacado a pasear al dictador. Su alma revolotea desde Cuelgamuros a Mingorrubios. Su reminiscencia nos hace ver el ‘des-conocimiento’ innato del que debiera tener un partido de Gobierno que además se apellida español. Conocer es recordar. Los socialistas de hoy, ni saben, ni recuerdan, ni se les espera que lo hagan.

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