OPINION
El problema con «mayúsculas»
España es un problema. Los políticos un problemón. Los españoles coadyuvantes necesarios de todo ello
España es un problema. Los políticos un problemón. Los españoles coadyuvantes necesarios de todo ello. El sistema de pensiones todo un ‘PIFOSTIO’,»el problema con mayúsculas». Y todo ello porque un sistema de pensiones sustentado en un sistema financiero de reparto es y será siempre ... un problema. El ‘reparto’ se fundamentan en el principio de solidaridad intergeneracional, de tal forma que nuestros padres financiaron el sistema para nuestros abuelos y nosotros a nuestros padres. El sistema español de Seguridad Social tal y como hoy lo conocemos nacía en 1963, sobre las bases de su publificación y universalidad. En aquel entonces la edad de jubilación estaba marcada en los 65 años. Igual cifra que las pensiones que surgieron antaño al albor de la Ley de Accidentes de Trabajo de 1900. Pero desde entonces la esperanza de vida no ha dejado de subir y esta es un factor de primer orden para determinar la viabilidad de cualquier sistema de esta naturaleza.
Un sistema de reparto pende del mercado de trabajo. El trabajo es otro de los innumerables problemas que padecemos desde antaño. Y a todo esto, los irresponsables sindicatos pretenden la derogación de la legislación laboral fruto de la reforma de 2012 a todas luces positivas. La evidencia empírica ha demostrado que la reforma perpetrada nueve años atrás era una de las pocas legislaciones planteada desde la racionalidad, la eficacia, la eficiencia y el sentido común. Las instancias internacionales así lo han declarado. El FMI ha aseverado que con ella se ganó en productividad del factor trabajo y por ende posibilitó la de la competitividad empresarial. Además, días atrás manifestaba el Banco de España que permitió reducir los niveles de desigualdad, dado que se había erigido en el catalizador determinante en la creación de empleo, lo que fue corroborado por al UE. El Gobierno, maniatado por Podemos y por la parte del PSOE que defiende el socialismo del siglo XXI, amén de sus compromisos con su sindicato hermano y el otro primo hermano, pretenden dar al traste al mercado de trabajo. Mercado que es determinante para sostener el sistema de pensiones, ya que las fuentes de financiación del mismo se nutren fundamentalmente con las cuotas de los sujetos obligados.
Existe una imperiosa necesidad de modificar el sistema financiero tal y como hoy es conocido. Es decir, pasar del sistema de reparto puro hoy existente, a uno que compagine la existencia prevalente del de reparto con otro de capitalización, con la tendencia de que este último tenga una repercusión en el sistema global de un 30%. La entrada en el sistema financiero de la Seguridad Social española del sistema de capitalización, deberá se progresivo y exigirá sin duda un sobreesfuerzo a los trabajadores-cotizantes actuales y futuros, sobre la base y fundamento de que una parte al menos de sus cotizaciones sociales, incluidas las de desempleo, debieran ser consideradas auténticos salarios diferidos, que se capitalizarán y determinarán una renta individualizada que garantizarán el percibo futuro de la pensión, en al menos la cantidad capitalizada, que determinará una renta individualizada, en términos similares al funcionamiento de los fondos de pensiones.
El Ministro de Seguridad Social pretende prohibir que los convenios impidan seguir en activo a los 67 años, una medida aprobada por el PSOE en 2018. Siempre he defendido el modelo sueco de relaciones laborales y sobre todo su sistema de pensiones, con el que deberíamos mimetizarnos. Se considera en el sistema nórdico como edad ordinaria para acceder a la jubilación, la de 67 años. Además, se prevé continuar con la actividad laboral, cumplida dicha edad, siempre con acuerdo del empresario. Es decir, se hace tabla rasa y se empieza de nuevo. Hay que trabajar y mucho. La actividad llama a la actividad. Hagámoslo y de paso apuntalemos para los próximos cincuenta años nuestro sistema de pensiones.