OPINIÓN
Preguntas y respuestas
Desde hace tiempo, la izquierda ganó la batalla de los conceptos
Desde hace tiempo, la izquierda ganó la batalla de los conceptos . Merece especial atención los términos individualismo (vs) comunitarismo; igualdad (vs) libertad; capitalismo-mercado (vs) Estado-igualitarismo…Podríamos seguir, pero no es necesario. Quien maneja los conceptos, termina manejando el mundo. Vuelven a ... la calle las mareas. Dicen defender la sanidad pública y la enseñanza pública. Además, lo hacen desde la destrucción de su opuesto. Monopolizar públicamente la vida es el fin pretendido. El Estado en sus manos como alienante total del individuo.
La gestión de la crisis sanitaria ha puesto de relieve que la «mejor sanidad del mundo», era toda una fantasía del lenguaje. La gestión del entramado personal-material es determinante en su devenir. La educación pública construida como baluarte del igualitarismo, alejada de los conceptos de libertad e igualdad de oportunidades es otro fracaso estrepitoso. En este caso, el gasto de personal es más que aceptable en la comparativa con otros países, mientras que sus resultados son malos de solemnidad. La gestión política es calamitosa.
La Constitución dice que todos tienen el derecho a la educación, sobre la base de la libertad de enseñanza. También reconoce el derecho a la protección de la salud. Compete a los poderes públicos organizar y tutelar la salud pública. Se refiere a la prestación, no predisponiendo la forma de gestión.
La economía española exige ciudadanos preparados y bien educados. Para el Círculo de Economía , la «educación» constituye después de varios años la primera prioridad a corto y medio plazo de la política económica del país. Sin embargo, la cuestión se encuentra enquistada desde época inmemorial por cuestiones ideológicas. La equidad contra la excelencia. Lo público contra lo privado. La laicidad contra la religiosidad.
La exigencia contra la laxitud. La reválida contra la evaluación continua. La izquierda entiende que la evaluación docente se presenta como una estrategia de corte macroeconómico, entendiendo este como eufemismo del neoliberalismo, que rompe con los postulados del Estado de bienestar. La cultura de la evaluación forma parte de la lógica neoliberal del ahorro, eficacia de los sujetos y eficiencia de éstos para con los instrumentos de trabajo. La cultura de la evaluación, siguen diciendo, favorece sólo a la clase empresarial por generar en los sujetos la ideología de la competencia y la individualización a favor de la productividad en el empleo. La izquierda teme que una buena enseñanza cree ciertas élites por sus conocimientos. Y ante este temor, las directrices políticas son tajantes al respecto: «igualar por abajo». Se confunde igualdad de oportunidades, para hacer realidad el principio sagrado de la libertad, con igualitarismo. El Gobierno de «progres» que padecemos teme la «paideia» impulsada por Isócrates, a la que aspiraban los griegos, porque se centraba en los elementos de la formación que harían del individuo una persona apta para ejercer sus deberes cívicos. Si así fuere, a éstos, no los votaba ni la madre que los parió.
Vayamos a la sanidad. Proveer una asistencia sanitaria universal y en régimen de igualdad en las prestaciones, constituye la razón de ser de nuestro Sistema Nacional de Salud. La Ley General Sanitaria reconoce la libertad de empresa en el sector sanitario , previéndose el establecimiento de conciertos para la prestación de servicios sanitarios con medios ajenos, de acuerdo con los requerimientos y regulación legal pertinentes. Por ello, el Sistema Nacional de Salud está constituido por todos los organismos, estructuras y servicios de naturaleza pública, a los que hay que añadir los hospitales generales del sector privado que lo soliciten, siempre que por sus características técnicas sean homologables. La CE legitima la actividad empresarial privada y el derecho a la protección de la salud, en la propia Ley General Sanitaria.
¿Qué queremos un sistema educativo que nos enseñe y nos ayude a construir nuestra personalidad libremente o queremos ser adoctrinado y alienados por el Estado? Sí exigimos que la pública (y este alcance la excelencia) y la privada coexistan y compitan entre ellas, la solución está clara: el cheque escolar. En cuanto a la sanidad ¿Qué queremos, que nos curen la sanidad pública o que nos curen de manera adecuada? La respuesta es clara también: que nos curen y que cada uno elija en libertad su opción. Sólo un ejemplo: el sistema de prestación sanitaria de los funcionarios, adscritos a las clases pasivas del Estado, a través de Muface, Mugeju o IFAS, permiten la elección de la cobertura sanitaria pública o privada. Un porcentaje cercano al 100% opta por la privada y sin embargo, al menos el 50% de esa población son votantes de izquierdas. Explíquenme la contradicción.
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