Pedro y Pablo, pareja tóxica
El confinamiento ha sido inevitable, porque hasta ese momento nada se había hecho. Bueno, se habían hecho muchas cosas, todas mal
Sus obligaciones ciudadanas de aislamiento por contacto directísimo con infectados, se lo han pasado por el arco del triunfo. El resto de la población confinada. Cum fraude apologeta de sí mismo, pretende que veamos lo que ni se ve, ni existe. Porque nada se ha ... hecho bien. El confinamiento ha sido inevitable, porque hasta ese momento nada se había hecho. Bueno, se habían hecho muchas cosas, todas mal, por cierto. En casos de crisis sanitarias, el papel del Estado es otorgar seguridad, no sólo física, sino también jurídica. Frente al miedo generalizado, se exige la protección del Estado para con todos . La pandemia ha exacerbado la dinámica riesgo, peligro y miedo.
La UE previó en el TFUE, el principio de precaución. Es el principio director que debe presidir la gestión pública del riesgo en caso de incertidumbre científica, cuando se trata de la protección de la salud y el medio ambiente. La traslación de todo ello a nuestro Derecho, se recoge en la Ley 33/2011, General de Salud Pública. De su artículo 39 se infiere que es el Ministerio de sanidad, el Centro Nacional de Enlace para la comunicación continua con la OMS.
El ministerio del filósofo, tenía conocimiento desde al menos el 30 de enero, de la declaración de la OMS de la «situación de emergencia de salud pública de importancia internacional». En la declaración se afirmaba que, «todavía es posible interrumpir la propagación del virus, si los países aplican medidas sólidas, para detectar pronto la enfermedad, aislar y tratar los casos, hacer seguimiento de los contactos-contagios y promover medidas de distanciamiento físico en las relaciones sociales que, estén en consonancia con el riego». Suficiente para activar el «principio de precaución» , recogido en el artículo 191.2 TFUE, desarrollado en nuestra legislación en la Ley General de Salud Pública. El principio de precaución exige la acción inmediata de la Administración. Es ese momento al que hay que exigirle al gobierno, la adquisición de medios para poder dar una respuesta a la eventual crisis sanitarias en ciernes. Acopio de mascarillas, batas, guantes, respiradores, test y análisis clínicos. Haber protocolizado las actuaciones que iban a ser inevitables adoptar. Adelantarse a los acontecimientos, que se sabían iban a producirse. Porque, el confinamiento denota solo el rotundo fracaso de no haber adoptado medidas alternativas previas.
Como nada se hizo en tiempo y forma, hoy los muertos yacen por doquier. Las morgues improvisadas han sido clausuradas para los reporteros gráficos. El 7 de marzo, había 65 infectados y 10 muertos. El 8 de marzo, Pedro y Pablo no contrariaron a sus cónyuges. Se impuso la ideología al sentido común. El principio de cautela, antecedente del de prudencia, fue omitido de la agenda gubernamental. Después del día de autos, la pareja infecta formada por Pedro y Pablo, será recordada en nuestra memoria histórica contemporánea, como aquella que en un acto de total imprudencia a sabiendas, por haberlo dicho la OMS el día 30 de enero, permitieron actos multitudinarios impropios en estos casos. Autorizando las concentraciones de toda índole, cuando pudieron prohibirlas. Por méritos propios serán recordado como los «infecta cónyuges».
El día 14, 6000 infectados y 200 muertos. Incremento exponencial de los efectos, con una causa perfectamente identificable. Hoy, sólo sé que los muertos, nuestros muertos yacen en morgues con suelo de hielo. Otros, para desgracia de todos también, yacen desgraciadamente en cunetas y fosas comunes. También son nuestros muertos. Eran españoles rojos y azules. Nuestra memoria histórica contemporánea, reciente como salen los panes del horno, calentitos y crujientes, hará que no olvidemos jamás las fechorías cometidas por esa pareja de indeseables.
Pronto se dilucidarán las responsabilidades políticas. Las jurídicas también. Los ciudadanos reclamaran responsabilidades patrimoniales por daños. Porque la ciudadanía española, toda ella, rojos y azules, han soportado lo insoportable, han puesto los enfermos y los muertos y, sin embargo, mucho de lo acontecido se pudo haber evitado. Simplemente siendo diligente, postergando las decisiones ideológicas y por supuesto aplicando la ley y por parte del gobierno, cumpliéndola. Porque, una vez más ha habido un incumplimiento flagrante de la Ley 33/2011 . La cautela y el principio de precaución han sido omitidos. Por eso y sólo por eso, el confinamiento ha sido la única respuesta. Se vanagloria el Gobierno de haber adoptado el más restrictivo. Claro, cuando se adoptó, era lo único posible. En caso contrario, en España hubieran desaparecido los rojos y los azules. Porque el puto virus es daltónico. Se lo digo a la parejita, porque a lo mejor piensan que la vida sólo se ve de color rojo. Y a lo mejor también piensan que el virus la ve de color azul, porque es un bichito muy selectivo. Estos dos se pasan pensando todo el día. Pero eso sí, nunca en lo que deben. Así nos va.