Opinión
El pacto del mono
El problema de Gibraltar no tendrá solución mientras la Línea de la Concepción no pueda asimilarse y disponer de las posibilidades que el estatus colonial de Gibraltar le otorga desde la óptica económica
Tenía 17 años, natural de Los Barrios, cruzó la Verja finalizada la Guerra Civil, se casó con un llanito y con el tiempo su hija parió y nació un antiespañol: Fabián Picardo. A los vascos les pasó algo parecido. Su condición de hidalgos, les vino ... reconocido por haberse acreditado su condición de buenos castellanos, ahora antiespañoles como los que más. Los de ERC se alinearon con Gibraltar cuando el golpe de Estado de 2017. Cataluña había prosperado por una situación de aranceles y beneficios fiscales persistentes desde el siglo XIX, que se consolidaron en plena dictadura. Nada mejor que el proteccionismo económico con el que Franco se ganó al empresariado catalán. Podíamos seguir, pero nos apartaríamos de nuestro hilo argumentativo. Ello conduce inexorablemente a entender que cualquier atisbo de diferencia y privilegios con el resto, terminan considerándose derechos adquiridos y cuando se ven como algo absolutamente natural, se esgrime el nacionalismo para su defensa y el separatismo como instrumento para mantenerlos, cuando no para exacerbarlos más si cabe.
Muchos intelectuales españoles y políticos de prestigio del pasado no muy lejano, consideraron que la única fórmula para recuperar la soberanía de la Roca, pasaba por cerrar la verja: aislar la población «llanita» y reducir el territorio a un inhóspito cuartel del ejército de Su Majestad. La «verja» había sido construido por los británicos en 1909. Corría el inicio de la década de los 40 del siglo pasado. Ante el temor de que una alianza hispano-alemana arrebatase la soberanía del Peñón a su «Graciosa Majestad», el «Premier» apodado «The Old Lion», se apresuró a decir que mientras las monas, que no los monos persistan en Gibraltar, la Roca seguirá bajo dominio británico. Churchill ordenó traer un importante número de ejemplares de las montañas del Rif para preservar su existencia y de esa forma asegurar el dominio británico, no sobre los monos, sino sobre ese islote rocoso, en forma de promontorio monolítico, unido a la península ibérica por un istmo de arena, cortado a su vez por un canal, hábitat natural en Europa de dichos simios. Llamados monos de barbería o monas rabonas, de la especie de primates catarrinos, que no catalanes. De los monos ladrones de la Roca, al «Espanya ens roba». Cuando contemplo un ejemplar de macaco de la roca, me viene a la cabeza a toda la patulea pasada y presente de ERC en el Congreso. Los «Tardás» y «Rufianes», descendientes directos del australopiteco, muy a lo pesar de la similitud del componente genético catalán con el francés, a decir de Junqueras, aspirante a parecerse a Alain Delón, por eso del supremacismo racial catalán sobre el español. El hilo conductor de la reflexión me lleva al análisis de las similitudes que me producen, y tengo que decir que no lo son realmente por el parecido físico, sino por lo del «arte del birloque».
Varios territorios administrados por Gran Bretaña, incluido Gibraltar, se han quedado fuera del Acuerdo comercial suscrito por la UE y el Reino Unido. Lo que es absolutamente coherente con el Derecho de la ONU, que vienen a decir que un territorio pendiente de descolonizar no puede asimilarse al resto del territorio de soberanía de un Estado. Desde que Gran Bretaña ingresó en la UE en 1973, la UE consideró que Gibraltar no era territorio natural del Reino Unido. El nexo de unión de la colonia con la UE, conforme dispone el artículo 355.3 TFUE, se encontraba en la asunción de las relaciones internacionales de la colonia. Ahora, se ha firmado un acuerdo «secreto2 entre Madrid y Gibraltar, del que se dice que habrá unión aduanera y libre circulación de personas con el régimen de Shengen. Se ha sellado el «Pacto del mono».
España no se ha empleado a fondo una vez más con este problema. Preocupado el Gobierno con los pactos con los golpistas catalanes, indultos incluidos y con los vascos, acercando etarras y otorgándoles más gabelas al PNV, la capacidad de negociación del Gobierno para alcanzar un buen acuerdo para España, se ha esfumado una vez más.
Lo vengo diciendo desde hace tiempo. Entre otras cosas porque conozco bien la zona. El problema de Gibraltar no tendrá solución mientras la Línea de la Concepción no pueda asimilarse y disponer de las posibilidades que el estatus colonial de Gibraltar le otorga desde la óptica económica. Yo propongo la creación de la 8ª Zona Franca española, con control fiscal-aduanero en la zona de Campamento. La aplicación en su interior de las ventajas de cualquier zona franca, a lo que habrá que incluir un especial régimen fiscal que podría encontrar similitudes con el canario. La entrada en Gibraltar estaría supeditado a la entrada por Campamento en La Línea. En tres meses, el propio Picardo suplicará sentarse a negociar y en su discurso recordará que por razones del azar fue parido en Gibraltar, que podría haberlo sido en Los Barrios, porque su abuela era española, que atravesó la verja mocita tras el fin de la guerra civil y casada con un gibraltareño…ya conocen la historia, los monos, las monas y su nieto, antiespañol como el que más y artífice del «Pacto del mono».