Mentiroso, sin rubor y sin vergüenza
La generalización de su conducta no hace que ella deje de ser preocupante
De momento me conformo con que busquen a Wally y lo intenten encontrar. Búsquenlo de paseo por las repúblicas bálticas, en Versalles, en Bruselas…también en Madrid…siempre volando. Volando voy, volando vengo y donde dije digo, digo Diego. A lo mejor se ha camuflado ... en una nueva cara. Más dura todavía, lo que pensaba era imposible. Su caradura ha sido rellenada de toxinas botulínica, a partir de la bacteria clostridium botulinum. Puede que, también se haya sometido a una dieta consistente en patatas, batatas, espinacas, coliflor, brócoli, espárragos, lechuga, coles de Bruselas y las judías verdes que son ricos en magnesio, esencial para la síntesis de ácido hialurónico, con lo que se rellena las arrugas y ayuda a recuperar tanto la densidad como el volumen del rostro. Síganlo buscando, aunque quizás todos Uds. lo hayan encontrado.
Mantener una cosa y su contraria es mentir, no le demos más vuelta. A esto nos tiene acostumbrado el presidente del Gobierno. La generalización de su conducta no hace que ella deje de ser preocupante. Recuerden la frase, «no queremos un gobierno que nos mienta». Esta pista les llevará a otro Wally, apodado por la «oreja y oído» de anteriores gobiernos, hermano del hermanísimo Vicepresidente, como criatura de Walt Disney Company. Bueno, ya tienen donde distraerse en buscar ambos Wally’s, como ambas Castillas. Los dos, Wally y Wally, tal para cual, cómplices de la confusión y la mentira. Coadyuvaron a abonar el desconcierto y sacar ventaja de todo ello. Introdujo e introduce falsedades en el debate político, para reorientar las opiniones políticas y el voto. Era y es la economía de la desinformación. Los espacios reputacionales se ganan con información verdadera. La manipulación los convierte en espacios de desconfianza. En su haber, productores y gestores de «fakes news». Dos personajes siniestros en la historia española. Sin rubor, sin vergüenza.
Uno quiso aprender economía en dos tardes, bajo la sapiencia de Jordi Sevilla. No me extraña que ahora se dedique a participar como «embajador plenipotenciario» del socialismo del siglo XXI bolivariano, también conocido como el cártel de los soles. El otro, se matriculó en economía y presentó una tesis hecha por negros, capitaneada por el escribano mayor Sebastián, de ahí su calificación «doctor honoris fraude, vulgo cum fraude». Resulta que ahora nos va la vida en la economía. De igual forma que nos fue desde 2007.
El resultado de todo ello fue que las recetas a aplicar en ambos supuestos son diferentes y por eso sucumbimos en la calamidad más estrepitosa social y económica. Ahora, la cosa va por la misma senda de la desinformación y la burda mentira. Lo dijo Wally hace años y ahora lo dice también Wally, el otro. Este, que es el otro, dice que las subidas generalizadas de precios son debidas a la guerra. Mentira, el IPC examinado objeto de información la semana pasada, se refería al mes de febrero, reflejando un 7,6% de subida antes del inicio de las hostilidades. Datos suministrados por el INE. La guerra comenzó el 24 de febrero, y la tendencia examinada en enero supuso una subida del 6%, por lo que la tendencia estaba claramente conformada.
Cómplices de la confusión y la mentira ambos Willy’s. Coadyuvaron a abonar el desconcierto y sacar ventaja de todo ello. La guerra sin duda dejará peores datos, pero el gobierno por méritos propios, ha dejado arruinado el país, con la mayor tasa de inflación, de paro y la menor tasa de crecimiento, comparativamente hablando desde el inicio de la pandemia. Por eso hay que advertir que el futuro es desalentador y por supuesto irá todo a peor.
¿Qué se le ocurrió a Willy entonces? El Plan E. ¿Realmente sirvió para algo que no fuere incurrir en un gasto absurdo de 16.000 millones? ¿Qué ha hecho ahora Willy? Como medida estrella, gastarse 21.000 millones en el Ministerio «que da igual» que exista, porque simplemente es un órgano generador de gasto inútil y absurdo. Wally debe estar surcando hoy el Orinoco. También Wally se concentra en la «docuserie» que emitirá Tele 5. Fíjense en el protagonista. Sí hace un alarde de botox y ácido hialurónico…ese también es Wally, uno de los dos.
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