Materia y forma
La ministra de Economía dice que ella «está en la sustancia». Por lo que dada su confrontación con la de Trabajo, ésta debe encontrase en la materia
El término griego ‘ousía’ se tradujo al latín como ‘essentia’ o ‘substantia’. Al español como esencia, entidad, sustancia o substancia. La ministra de Economía dice que ella «está en la sustancia». Por lo que dada su confrontación con la de Trabajo, ésta debe encontrase en ... la materia. Sin embargo, la materia es la única fuente y la última causa de todos los procesos en la Naturaleza, la única fuente de la realidad. Una lucha fratricida se cierne entre dos mujeres. No sé si bastará con la dialéctica para llegar hasta el último límite del entendimiento. El arte del diálogo es concebido como el método para descubrir las verdades más elevadas. Sólo a su través podemos llegar a la verdad y al conocimiento. El materialismo dialectico establece que la materia es el mundo objetivo que se manifiesta en sus diferentes formas. La materia posee una serie de propiedades sustanciales, la principal de las cuales es el movimiento. Quizás ahí está la pretensión de la comunista ministra de Trabajo de reforma radical de la legislación laboral. Curtida junto al de los moños como adolescentes nostálgicos del mayo del 68 y de octubre del 17, sagrada revolución de los soviets. Las cifras y la realidad encarnada en la materia delatan el siniestro balance de este último con más de 100 millones de muertos a sus espaldas. Nostálgicos de Mao, Lenin, Stalin, Castro y ahora Maduro…y su actual bastión europeo con PODEMOS y el PCE. Se oponen a Europa como es. Reniegan de Atenas, Roma y Jerusalén. La mayor zona de prosperidad para el hombre en todo el orbe, es ininteligible sin su raíz cristiana. Y Europa no sólo nos dice que mantengamos la actual legislación de Trabajo, sino que nos insta a profundizar en las reformas provenientes de 2012. De donde debemos considerar que no sólo no es el momento de desmontar la reforma laboral, sino que hay que insistir en lo hecho hace ahora 10 años.
No hay política más social que aquella que crea empleo. Desde 2013 y producto de la Ley 3/2012, el porcentaje de desempleo pasó del 27% que había a comienzos de 2013 al 13,7 % a finales de 2019. Hoy, en España tenemos más de 6 millones de desempleados si consideramos parados los que se encuentran en un ERTE. Más de 1,2 millones de hogares con todos sus miembros en desempleo. Ante la situación solo vale crecer económicamente y fruto de ello generar empleo. Lo que exige seguridad jurídica y menos regulación que imposibilite la actividad económica. Hay que aumentar la flexibilidad y posibilitar el acomodo a la situación demandada por el mercado. El régimen jurídico ideado durante la situación de pandemia es un ejemplo de intransigencia con una de las partes del contrato de trabajo que, en muchas de las ocasiones ha sido abandonado a su suerte, guiándole a la ruina. Sólo los costes de Seguridad Social que generan el mantenimiento de la situación de las plantillas en ERTE´s aboca a ello para muchos empresarios. Y sin empresas no habrá recuperación.
El PCE y su aliado sindical CC. OO han llamado a «modernizar» el modelo laboral para adaptarlo al siglo XXI, exigiendo para ello la derogación de aspectos de la reforma de 2012 en dos tramos. Se propondrá en la primera hornada, antes de junio del presente, lo siguiente: ultra actividad de los convenios colectivos, promover la negociación colectiva sectorial en detrimento de la prevalencia del convenio de empresa, limitar la capacidad de modificar condiciones sustanciales del contrato de trabajo y por último, la equiparación de las condiciones laborales para los trabajadores de las subcontratas con los de la empresa principal. Esta última me parece interesante de discutirse, siguiendo el camino hecho en 1998 con las empresas de trabajo temporal.
Ni la materia objeto de modificación son convenientes, ni las formas ideologizadas son las que este país y sus ciudadanos merecen por su bien.