Lucecitas de colores
La Junta ideó el sistema para disponer de fondos sin control previo, ni posterior y poder repartirlos a su libre albedrío
Los informes de la Guardia Civil, las resoluciones de los fiscales y los autos de la juez, justificaban sobremanera el cambio de denominación del «caso». Cosa de uno o dos golfos, tal y como todo comenzó, pasó a cuatro, así lo denominó la que en ... su día fuera consejera de Presidencia y de pronto adquirió la dimensión que el importe de lo defraudado exigía, cuestión de una «organización criminal». Organización criminal institucionalizada. La Junta hizo imposible para su diseño, creando la partida 31-L. La creó auspiciada en una Ley de Presupuestos, contemplándola en las sucesivas. Es decir, cantidades provenientes de los propios presupuestos autonómicos eran desviados al presupuesto de una «agencia», para quedar fuera de la órbita del Derecho Administrativo, sus controles y fiscalización. El propio Interventor General lo advirtió de forma reiterativa. Este caso de corrupción institucionalizada ha sido baluarte fundamental de la pervivencia de un Régimen, que se hubiera tambaleado y caído, sin la posibilidad de compra de todo aquello que se dejaba vender. La Junta ideó el sistema para disponer de fondos sin control previo, ni posterior y poder repartirlos a su libre albedrío.
Hace unos días que tomó posesión el gobierno de la Junta de Castilla-León. Tanta suspicacia con el pacto de gobierno, la pretensión por la izquierda de otorgarle al PP la condición de partido corrupto donde los haya y la intención manifiesta de crear un cinturón «democrático» contra el otro socio de la coalición gubernamental, VOX, podría hacernos pensar que, estaba hablando de esta comunidad autónoma (la que en época inmemorial fuera llamada Castilla la Vieja) o del actual gobierno de la Junta de Andalucía, cuyo ámbito de poder se extiende, lo que antaño constituían los territorios de los reinos de Córdoba, Sevilla, Jaén y Granada. Pero no, hablo de la Junta de Andalucía, gestionada como un cortijo por el señorito. La Junta del régimen clientelar. La de Chaves, Griñán y Díaz.
Esta semana se ha dictado el auto de apertura del procedimiento oral con el que se da por cerrada la instrucción del caso ‘Faffe’, dentro del entramado de los ERE y de la formación de la Junta de Andalucía, cuando los «sociolistos» manejaban a su antojo y en beneficio propio la Junta de Andalucía. Es el caso de la ruta del alterne de altos cargos del PSOE, con cargo al presupuesto público. Curiosamente, hace pocos días el diputado por Jaén F. Sicilia decía que «la fiscalía está investigando, por qué no investiga al Sr Feijóo». Y lo dice, cuando acaba de tomar posesión del cargo de presidente del PP, que lo hace líder de la oposición. Lo decía haciendo alusión al contrato de compra de mascarillas del hermano de Díaz Ayuso. No contento con eso, acabó describiendo a su propio partido, refiriéndose a la derecha y sus «costumbres», cuando aludía a los prostíbulos y al carácter degradante y lesivo de la prostitución. Llegó a decir en su alocución en la Fundación Cajasol que él abogaba por «una Andalucía en la que un trato no termine cerrándose en un puticlub». No sé si lo que pretendía era contextualizar el entorno de la supuesta firma del contrato de las mascarillas, o realmente se le fue la cabeza y se dispuso a recordar el latrocinio del PSOE en la Junta de Andalucía, durante tanto tiempo como el Régimen de la dictadura. Cuarenta años, coincidencia en años en la construcción de dos regímenes, uno dictatorial y otro clientelar. Este último, será recordado en los anales de la historia (y eso es auténtica memoria histórica), como el mayor caso de corrupción de la democracia española. El caso ERE sirvió para muchas cosas. Desde «poder asar una vaca» usando billetes de 500 euros, hasta dejar sin existencias a los narcos por consumo de cocaína, como advirtió el chófer del Director General de Trabajo, hasta gastárselos en putas «Joselito el del Don Ángelo», el puticlub donde fundían la tarjeta con dinero del paro andaluz. En una noche de jolgorio se realizaron 15 pagos por 14.737 euros. Lo peor de todo esto es que, no son sólo los episodios de la tarjeta de la Faffe para pagar donde hay lucecitas de colores, entre las que prevalecen las rojas, bermellón como la rosa del PSOE. No sólo esto, a bote pronto me vienen a mi memoria, la presunta red de facturas falsas del Ayuntamiento de Baena que, llegó a justificar en actividades de carácter religioso, relacionadas con la Semana Santa, los fondos recaudados ilícitamente que, terminaban gastando en Milady Palace de Marbella, o el caso del exalcalde socialista de Valverde que, dimitió tras publicarse que pagó 3.685 euros en un puticlub con la Visa del Ayuntamiento…. «Felipillo», apodo por el que es conocido Sicilia por sus «camaradas», no ha calculado las consecuencias de sus palabras. Miren, el PP tiene su particular «cabrón» según la policía en el antiguo extesorero (LB). Los socialistas andaluces tuvieron sus putas pagadas a golpe de tarjeta con fondos públicos. A modo de síntesis, yo las calificaría como las putas de los del PSOE.