OPINIÓN
Irracionales, increíbles y chantajistas
Son los tres atributos más creíbles para calificar los Presupuestos para 2022
Son los tres atributos más creíbles para calificar los Presupuestos para 2022. Son irracionales porque son absurdos, en cuanto que no obedecen a la razón. Son increíbles porque parecen de mentira o imposibles de creer. Son chantajistas porque son fruto de la extorsión. Le ha ... faltado tiempo al Presidente “Snchz” para reptar por el suelo, ante la llamada de atención de sus socios nacionalistas, ERC y PNV. La conjunción socialistas y nacionalistas, justifican sobremanera el calificativo nacional-socialista. Es una mera cuestión terminológica de infausto recuerdo. La debilidad del gobierno alemán de Weimar lo propició a la postre. Y en España, una macedonia sin frutas, pero llena de siglas, conformaron el llamado Frente Popular en 1936, que no era otra cosa que el preludio del actual nacional-socialismo en España. Un Gobierno socialista-comunista, con apoyos nacionalistas periféricos perversos, describen a la perfección al gobierno que rige nuestro destino como nación. Como ZP, “cum fraude” duda del concepto de nación. No creen en la Nación española. Tampoco parece que tenga claro la trascendencia del concepto de Estado. Nadie sensato y al que se le debe exigir atender el interés general por encima del partidista y por su puesto del suyo propio, puede firmar unos pactos como los que pretende firmar, para salvar las cuentas del Estado. Ha puesto en evidencia la unidad de España, la de la Nación española y la del propio Estado. A lo que hay que añadir la servidumbre inmemorial que padece el PSOE con el PSC, catalanista-nacionalista, realmente no se sabe lo que quieren, salvo la destrucción del país. De lo que hay ninguna duda.
Las decisiones de política económica son plasmadas, reflejando conceptos y cifras, en la Ley de Presupuestos Generales del Estado, convirtiéndose así en la Ley fundamental de cada ejercicio. Ésta se erige en el instrumento crucial con el que cuenta el gobierno para encauzar la economía del país. Uno de sus objetivos debiera consistir en inspirar confianza a los operadores económicos. Esto sólo es posible siempre que la formalización de los mismos se fundamente en principios económicos generalmente aceptados y referidos a la racionalidad, credibilidad y ausencia de chantaje de toda índole, eficacia, eficiencia, equilibrio presupuestario y fuente de inspiración de la necesaria seguridad jurídica. La experiencia me dice que esto no se producirá. La crisis económica se combate desde los presupuestos y desde la legalidad vigente. Los presupuestos de 2021, se han hecho sobre la base de la negación de una crisis estructural evidente y atendiendo a la aritmética electoral, negociándolo con partidos nacionalistas. La imprevisión del cuadro macroeconómico presentado, debe ser encumbrado a la consideración de auténtica chapuza nacional, imposible de creer y sustentado en la inverosimilitud de una situación a todas luces falsa y errónea. El anteproyecto puede ser calificado de tómbola de feria, donde todos se llevan algún premio. Algunos, los nacionalistas, mejores que los que no lo son (Cataluña, redoblará la inversión consignada sobre la de Madrid, por poner un ejemplo). Unos presupuestos creíbles resultan más comedidos. Se constatan en ellos importantes concesiones a los siguientes colectivos, que también son electores (funcionarios, jubilados) en detrimento de los más jóvenes, muchos de ellos y para vergüenza gubernamental en situación de exclusión y pobreza extrema. Cuestión que se ha acelerado desde 2018. Para congraciarse, el gobierno les promete los bonos culturales y para alquileres. Podemos afirmar sin temor a equívocos el calificativo de presupuestos ideologizados, precisamente por los grupos que lo apoyan, alejados del centro político y además, con la intención de hacer zozobrar el Estado.
La expansión suicida del gasto es alardeada como virtud, cuando es un vicio consustancial de la progresía gobernante. En las antípodas del gasto están los ingresos fiscales para financiar aquel. Y les digo, pagarán los asalariados. Nada de los más ricos como reiteran. El factor trabajo financiará las cotizaciones sociales, el IRPF y el IVA. Sin olvidar los llamados impuestos especiales. De ahí la penúltima de las falacias de este manirroto gobierno, considerar a los PGE como lo pretenden vender, como el instrumento para una justa recuperación. Toda mentira como verán. Lo hablaba tomando una copa de verdejo, días pasados con mi buen amigo Manuel. Me dice desde el cielo que así es y que el verdejo es un vino maravilloso.
No se cómo calificar este bodrio de presupuestos. Pero lo que sí les puedo decir es que no apuntan a la ortodoxia exigida en una situación como la presente. Cuando la izquierda española se refiere a la política económica de la derecha, la califica de rancia, ultramontana y casi gótica. Ocurre que la rancia y progre izquierda, desde siempre ha sido gótica del todo. Lo más parecido a la foto de las hijas de ZP con los Obamas. Los presupuestos son como los estilos arquitectónicos, acordes a los tiempos. Son como el marchamo de un país, su marca. Recuperemos pues la marca España.