Opinión

La Habana es Cádiz y Madrid también

La libertad en España bajo mínimos en un gobierno nacional-socialista-comunista

La Habana vieja. J.C.

Mi buena amiga Cuqui, cubana de nacimiento, estadounidense de adopción y española de corazón, canta todos los días «la Habana es Cádiz con más negritos, Cádiz, la Habana con más salero» . Madrid también lo es. Toda España lo es. Pero no hablo de ... la Cuba libre, hablo del esperpento comunista caribeño que segrega a su población en el ostracismo, pobreza y humillación, mientras los turistas disfrutan de la Isla. Algo parecido ocurre aquí. Nos han enchiquerados como a las vacas, mientras los turistas llegan y deambulan por toda España. Nos hemos convertido en el chiquero de Europa. Un chiquero para mansos que sólo llegan a resignarse.

La lengua se ha convertido en un arma arrojadiza, porque el lenguaje ayuda a crear nuestro mundo. No el que queremos, sino aquel que los políticos pretenden. Se valen del lenguaje para manipular y confundir. Cum fraude, el del moño e Iván, saben cómo utilizarlo como arma arrojadiza. Se ajusta y se amolda para transmitir lo que se quiere con evidente carga de intencionalidad política. Es el lenguaje del «Ministerio de la Verdad» de Orwell, que declara que la guerra es la paz, la libertad la esclavitud y la ignorancia, fortaleza. En España casi lo tenemos. ZP lo inició con la Memoria histórica y lo siguió Falconeti con la Memoria democrática. Ni más, ni menos, la «corrección política», en la que la de Cabra, egabrense ella, pretende mimetizarse con Séneca por eso que este era de Córdoba. La corrección política aplica un corsé ideológico al lenguaje que empobrece su fuerza descriptiva e impone su propia censura, al impedir que puedan expresarse puntos de vistas «incorrectos», desde la perspectiva de lo políticamente correcto. El propio Orwell llegó a decir que «el lenguaje debe ser un instrumento para expresar el pensamiento y no para ocultarlo o impedirlo». Por eso hablemos, sin cortapisas.

Los políticos deciden por nosotros. El Parlamento ha cerrado en la práctica sus puestas y la única actividad «pseudo» legislativa se formaliza a través del RD-Ley. La libertad en España bajo mínimos en un gobierno nacional-socialista-comunista. Nos confinan, pero desde el exterior pueden entrar. Si desde el comienzo de la pandemia la realización de test hubiera sido la tónica, esto sería otro cantar. Con apenas siete fallecidos, Taiwán es el gran ejemplo de cómo una democracia puede contener la pandemia. Pese a su éxito, el país no tiene voz en la ONU o la OMS por la presión china. Sin necesidad de confinamientos masivos. Pero el veto de Pekín, que reclama la soberanía sobre ese territorio a escasos 130 kilómetros de China continental ha hecho de Taipéi un paria en las organizaciones multilaterales que son clave para la gobernanza global, como las Naciones Unidas o la Organización Mundial de la Salud. Manifiestan sus autoridades que la transparencia en la información ha sido clave. Se mantuvo a la población bien informada, algo que no existe en un país autocrático, como el caso de China. China comunista como Cuba. ¿Y los comunistas españoles quieren que nos parezcamos?

Insiste Cuqui y dice que verán que «tengo mi alma en La Habana no se me puede olvidar, canto un tango y es una habanera, la misma manera tan dulce y galana y el mismo compás…son de chirigota, sabor de melaza, Guantánamo y Rota». El Estado, en La Habana y en Cádiz, todo lo dice y todo lo hace. ¿Por qué los test no se generalizan y se permiten a los particulares y empresas a su uso masivo? Ah, es el igualitarismo malévolo que predica este gobierno socialista-comunista. Pues bien, cuando uno viaja a un país tropical, es preciso tomar ciertas precauciones, entre ellas las relacionadas con las vacunas. Hay que pedir cita en el Centro de Vacunación Internacional correspondiente, para recibir los consejos oportunos, tanto de vacunación como otros. Estos otros podrían ser los test. Ah, el Estado nuestro salvador. No, el Estado arrebatador de nuestras libertades. Parece que España tiende a mimetizarse con Cuba. Yo me tomaré con Cuqui un Cuba libre, ella sólo aspira a ello.

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